En el escenario político, la voracidad del poder y el dinero ha dejado al descubierto a aquellos que afirmaban amar a Sinaloa. Las propuestas electorales de la oposición han desaparecido, revelando la verdadera naturaleza de quienes pretendían ser la solución a los problemas del pueblo. La izquierda, con sus ideales y su fuerza, ofrecía una esperanza para los mexicanos, incluidos los sinaloenses.
En educación, empleo, seguridad, economía, salud e infraestructura, la izquierda aseguraba tener la respuesta. Movían los corazones de los más desfavorecidos con sus discursos, mientras el PRD, el PAN y Morena se acercaban al poder, mientras el PRI seguía lucrando con las necesidades de la población.
Pero, ¿qué sucede cuando el poder y el dinero se interponen en el camino? Actualmente, presenciamos cómo los partidos de centro, derecha e izquierda han incumplido sus promesas. Los candidatos de Morena en Sinaloa reconocen las dificultades para convencer, pero cuentan con recursos económicos. Por su parte, el PRI afirma que saldrá victorioso, prefiriendo esperar a las elecciones del 27 y utilizar su mejor carta: la combinación de poder y dinero.
Tanto en Sinaloa como en todo México, la influencia del poder y el dinero se hace evidente en una elección histórica. Los cambios de lealtades por ambiciones personales se suman a la falta de propuestas y a la ignorancia en el apoyo a los más necesitados.
Aunque Sinaloa no tenga un peso significativo en el padrón electoral, se ha convertido en rehén de una política desleal y ruin. Los datos históricos revelan un patrón de manipulación y abuso de poder por parte de ciertos partidos, sumiendo a la población en desencanto y desesperanza.
Es alarmante observar cómo aquellos que decían amar a Sinaloa han sucumbido ante el poder y el dinero. La reelección de la mayoría de los candidatos de Morena, a pesar de las críticas por su falta de acción, evidencia cómo el poder corrompe incluso a los que prometían ser diferentes.
El panorama electoral se oscurece con ejemplos como el Frente Amplio, que ha condenado a la derrota a municipios como Navolato, Salvador Alvarado, Sinaloa, Choix, San Ignacio, El Rosario, Escuinapa y distritos locales, al postular candidatos desconocidos. La influencia del poder y el dinero ha afectado a todos, incluso a aquellos que decían luchar por el bienestar de Sinaloa.
Recordemos que al final, el poder y el dinero nos igualan a todos. ¡Es hora de despertar y cambiar el rumbo del 27!