En medio de la reciente polémica sobre el registro de bandas musicales sinaloenses en Mazatlán, hemos sido testigos de un espectáculo lamentable por parte de algunos políticos. De repente, estos personajes que pocas veces se preocuparon por el bienestar de los músicos locales, han salido a la palestra expresando un amor repentino y exagerado por la música sinaloense.
Es curioso ver cómo estos políticos, que nunca levantaron un dedo para apoyar a los músicos en momentos difíciles, ahora pretenden aparecer como los grandes defensores de la cultura y la música regional. ¿Dónde estaban cuando los músicos necesitaban ayuda para adquirir instrumentos, ropa o simplemente ser incluidos en festivales locales?
Por otro lado, es necesario hablar del verdadero respeto hacia los músicos y su arte. Es innegable que la música es parte fundamental de la identidad de Sinaloa y de su gente. Es por ello que se debe garantizar un entorno adecuado para que los músicos puedan desarrollar su talento y ofrecer su arte a la comunidad.
Sin embargo, el respeto no solo debe ser hacia aquellos que disfrutan de la música, sino también hacia aquellos que prefieren la tranquilidad. Regularizar la actividad de las bandas musicales puede ser una medida necesaria, pero ¿realmente se necesita un registro para garantizar el respeto hacia los músicos y el público en general?
En tiempos de oportunismo político, es importante recordar que el verdadero apoyo a la cultura y a los artistas locales va más allá de declaraciones vacías y gestos populistas. Los músicos sinaloenses merecen un respeto genuino, no una muestra de amor oportuna cuando las encuestas así lo dictan. ¡Basta de hipocresía y más acción en favor de la verdadera cultura y los verdaderos artistas de nuestra tierra!