En los últimos años, el partido Morena ha sido testigo de una lucha interna despiadada y voraz por el poder. Lo que en un principio parecía ser un movimiento político unido en torno a la figura de Andrés Manuel López Obrador, se ha convertido en una competencia feroz donde los intereses personales y las ambiciones desmedidas han dejado de lado cualquier principio o ideología.

El caso de las alcaldías es solo un ejemplo de esta situación. Muchos miembros de Morena, que se autodenominan defensores de la justicia social y la democracia, han demostrado una falta de ética y principios alarmante. Han traicionado sus propias convicciones con tal de obtener un cargo político, sin importarles el daño que puedan causar al partido o a la sociedad.

Esta voracidad por el poder ha llevado a un canibalismo político dentro de Morena. Los miembros del partido se atacan entre sí, se desprestigian y se meten el pie con tal de ganar ventaja sobre sus compañeros. La lealtad al partido ha sido reemplazada por la lealtad a uno mismo, y los principios y valores han sido sacrificados en el altar de la ambición desmedida.

Es preocupante ver cómo aquellos que se presentaban como defensores de la democracia y la justicia social se han convertido en depredadores políticos dispuestos a devorar a sus propios compañeros. La falta de ética y la falta de respeto por los principios fundamentales del partido han dejado a Morena sumido en una crisis interna que amenaza con debilitarlo y alejarlo de sus objetivos originales.

Es necesario que los miembros de Morena reflexionen sobre el camino que han tomado. La política no debería ser una competencia despiadada por el poder, sino una herramienta para transformar la sociedad y mejorar la vida de las personas. Es fundamental que se retome el sentido de unidad y solidaridad que en su momento caracterizó al partido, y que se deje de lado el canibalismo político que solo genera división y confrontación.

Morena necesita urgentemente líderes que sean capaces de poner por encima de sus intereses personales el bienestar del partido y de la sociedad. Líderes que sean capaces de unificar a los diferentes grupos y corrientes internas, y que busquen el consenso y la construcción de acuerdos. Solo así podrá Morena recuperar su esencia y convertirse en una verdadera opción política para el país.

El canibalismo político en Morena es una muestra clara de la falta de ética y principios que prevalece en la política mexicana. Es hora de que los miembros del partido reflexionen sobre sus acciones y busquen una transformación profunda en su actuar político. Solo así podrán recuperar la confianza de la sociedad y demostrar que son capaces de gobernar con responsabilidad y compromiso.

Todo esto, según yo, fuga.