Pbro. Gabriel Refugio Fonseca Gutiérrez.

Oriundo de San Francisco, Arandas. Jalisco.
Nació el 24 de Marzo de 1913.

PARROQUIA DEL ESPIRITU SANTO Y SANTUARIO DEL INMACULADO CORAZON DE MARÍA, REYNA DE LA PAZ.

Es mas conocida en la ciudad de Culiacán como “LA IGLESIA DEL PADRE CUCO”
Se ubica en el cruce de los boulevares Dr. Mora Y Xicotencatl en la colonia Las Quintas en Culiacán, Sinaloa. México.
En un punto donde se proyectó una glorieta que nunca se construyó.

Este templo católico, fue ideado, planeado, proyectado y construido
por EL PADRE CUCO.

Fue ordenado sacerdote diocesano el 27 de marzo de 1948 por imposición de manos del Sr. Obispo Lino Aguirre y García. Portaba hábito franciscano porque pertenecía a la Tercera Orden Franciscana.

Lo conocí, en mi época de estudiante, cuando asistí a la única escuela secundaria, publica, laica y gratuita de Culiacán alojada en el viejo edificio de la Universidad de Sinaloa frente a la plazuela Rosales.

Todos los días, al pasar frente al viejo edificio de correos, lo veía de pie en el acceso, como estatua, de gran estatura, robusto, muy blanco, ojos negros, con lentes redondos de cristal transparente, sombrero de fieltro negro igual al traje, camisa blanca con cuello alto, una mano en el pecho y con la otra sosteniendo una caja de madera donde los fieles depositaban una moneda a cambio de una estampita con la imagen de San Francisco en la portada y por el reverso la oración del santo de Asís.

Así estaba siempre con una dulce sonrisa sin importarle el calor a veces a mas de cuarenta grados.

Por la noche recorría las cantinas del centro de la ciudad, el asturiano, el tambor, el siete mares, la bajadita, la ballena, la sierra mojada y más de un parroquiano le invitaba padre echese una cerveza fría pal calor!
Hasta dos, contestaba, llamaba al cantinero y le preguntaba, ¿Cuánto cuestan dos cervezas? Dos pesos.
Échale, le decía poniéndole al frente la cajita de las limosnas.
Igual sucedía con el que tenía la tambora.
¿Quiere que le toquen una pieza?
Mejor dos, le contestaba. Preguntaba a los músicos ¿a como tocan la pieza? A cuatro pesos.
Échale les decía, terminaba la gira con la caja llena.

No se de que manera el padre Cuco se hizo del lote de terreno en Las Quintas para construir su templo, la lógica indica que siendo la familia Redo propietarios de Las Quintas fueron ellos los donadores del terreno.

El fraccionamiento Las Quintas, en manos de los Redo fue un fracaso.

Diseñaron un proyecto con grandes lotes (sección Islas) para que cada familia tuviera en su casa, huerto familiar y animales domésticos.
Era un fraccionamiento campestre.

No entendieron que los jefes de familia de Culiacán en su mayoría agricultores, al llegar a su casa no quieren saber nada de huerta o animales.

Banamex requisó el negocio y proyectaron el fraccionamiento actual con lotes de 20 x 30 metros, que para los años sesenta se consideraban lotes muy chicos, pero además financiaban la construcción de viviendas con un crédito de $64,000.00 pagaderos en 25 años, muy suficiente para levantar una buena casa.

El fraccionamiento floreció, pero el templo del padre Cuco no mostraba avance optimista, las escasas limosnas del padre Cuco solo alcanzaron para la cimentación y algunas estructuras.

El dos de octubre del año 69 ingresé al equipo de ingenieros de la constructora Ingeniería Agrícola y Civil, que entre otras obras construía el fraccionamiento Las Quintas.

Me comisionaron para construir obras de la CFE en Sonora, cuando regresé el año 70 me dieron la responsabilidad de la dirección de construcción por la ausencia del Ing. Isaías Gutiérrez.

Un buen día el director General el ing. Manuel Gómez Domínguez, me llamó a su privado, para informarme que la administradora de la empresa, la señorita Maria Luisa Ramírez Zazueta, me entregaría un cheque correspondiente a un donativo que Banamex aportaba para apoyar la construcción del templo del padre Cuco.

El dinero se depositaría en mi cuenta personal y se usaría en la obra a mi cargo, recomendándome aplicar el dinero con el mejor criterio.
Ni el padre Cuco, ni la administradora me preguntaron nunca, en que se gastaba el dinero, lo que si se, es que gasté mas de lo aportado, dada mi condición de pendejo natural en la administración de dineros.

En esta obra tuve la oportunidad de tener una estrecha amistad con el padre Cuco que ya era grande, diabético y a veces de carácter muy irritable, pero al fin amigo.

En esa época también tenia el proyecto del malecón, margen izquierda del río Tamazula.

Observando los trabajos de construcción, me confió que casi había logrado los objetivos mas relevantes en su vida:

1.-Conocer Roma y al Santo Padre, el papa.

2.-Que el papa bendijera los planos del proyecto de su Templo.

3.-Celebrar una misa en el Vaticano.

4.- Construir el templo, ideado, diseñado y proyectado por él.

EL PADRE CUCO LOGRÓ TODOS SUS OBJETIVOS.

Me platíca el padre:

El primer objetivo se dio gracias a un donativo de la familia Redo de El Dorado, me obsequiaron el pasaje de ida y vuelta en el trasatlántico “Cunard Line”, en ese tiempo ir a Roma era tan difícil como ahora ir a la luna.

Conocer Roma es algo que solo se puede entender… conociendo Roma.

Recorrí El Vaticano palmo a palmo, siendo como era un joven atlético, no conocía la fatiga.
En La Basílica de San Pedro, postrado ante La Piedad de Miguel Ángel, escuché de unos curas españoles que el santo padre estaba muy delicado de salud y sus médicos habían ordenado que se suspendieran sus audiencias publicas.

Eso me entristeció mucho porque por todos era sabido que el anciano papa Pio XII padecía un hipo incontrolable.

Caminando por la plaza de San Pedro compré “Le Observatore Romano” periódico oficial del Vaticano, y que leo una noticia que me llenó de alegría.
Decía la nota: el joven noble alemán Von no se que, ahijado del papa, bautizado en Berlín cuando Su Santidad era Nuncio Apostólico (en la Alemania de Hitler) se encuentra en Roma en viaje de bodas, tan distinguido visitante será recibido por el papa en audiencia publica.

De aquí soy! exclamé, me arrimé a un guardia suizo, al estilo mexicano, le platiqué mi proyecto y le regale dos paquetes de cigarros Delicados.

Quedó encantado porque el tabaco mexicano es muy apreciado en Europa, donde se fuma tabaco africano.

Me dio santo y seña de la audiencia y me prometió un lugar muy adecuado a mi propósito, me quedé pensando, perdóname señor por dar mordida en el Vaticano, pero “el fin justifica los medios”

El guardia cumplió lo prometido y tuve en el salón de audiencias, un lugar muy cercano al aposento, con una valla en ambos lados de la sala, formando un pasillo en medio, resguardado por una hilera de guardias suizos.

La joven pareja se presentó en un extremo de la sala, ella, muy bella, representante de la nobleza alemana y el, muy gallardo pero con expresión humilde.

De repente se cimbró el piso con el paso marcial de los guardias que anunciaban la presencia del santo padre.

El ambiente se llenó de júbilo y yo quedé petrificado con el rollo de planos del templo bajo el brazo.
Frente a mi, el santo padre en persona!

La pareja de invitados se acercaron, muy devotos se hincaron ante su Santidad, quien acarició el pelo a la dama, brevemente intercambiaron regalos, y procedieron a retirarse sin darle la espalda.

Aspiré profundamente y me dije
Ahora o nunca!

De una zancada brinqué la valla, y mas tardé en dar un paso al frente, que recibir un golpe en la corva y otro en la espalda que me hizo caer al suelo boca abajo tan largo como soy, casi tocando las sandalias del papa, el joven cardenal Montini, secretario de seguridad del papa, saltó sobre mi espalda como el Santo el enmascarado de plata y me aplicó una llave que me dejó inmóvil, me puso una mano hasta la nuca, y con sus dedos de la otra mano me llevó la boca hasta la oreja.

El rollo de planos del proyecto, rodó por el suelo y lo recogió un guardia, y yo gritando ¡santité! ¡Santité!
Un guardia que esculcó los planos gritó: es español!

Se acercó un Cardenal español y preguntó ¿De donde eres? Soy de México, Messic, Méssique, soy sacerdote.

El papa con cara de fatiga, levantó la mano y dijo: En México aman al Vaticano, ¡ Suéltenlo !
Con mucha dulzura me preguntó ¿Que quieres, porque esta cosa?
Por favor bendiga los planos de mi proyecto para construir un templo para mi Señor!
Pidió los planos los miró muy brevemente, los bendijo y me los regresó.

Ahora si pensé, hagan de mi lo que quieran.
Dos guardias suizos vestidos al estilo medieval y con lanzas relucientes, me sacaron hasta un corredor, sin hablar, uno con su mano hizo una señal indicándome la salida.

“Muy feliz por lo acontecido, al día siguiente, caminando por los jardines del Vaticano, observé a unas monjas que habían dejado la puerta medio abierta de una pequeña y solitaria capilla, dejaron todo dispuesto para celebrar la santa misa.

Aprovechando el lugar tan solitario, ingresé y con lagrimas en los ojos me dispuse a celebrar mi santa misa en el Vaticano.

En el momento culminante de la liturgia, aparece en la puerta el Cardenal Montini, secretario de seguridad del santo padre, algo me iba a gritar con su cara de águila, pero era el momento culminante de la celebración, la elevación del Santísimo y se hincó respetuosamente, terminé la celebración y me gritó desde la entrada ¡Pero que haces! este es el oratorio privado del papa!

No me dijo más, se contuvo porque seria pecado blasfemar en el interior de tan santo lugar, con su cara roja de ira, levantó su brazo, señalando con el dedo índice la salida solo me dijo: ¡vete!

Poco tiempo después y ya estando en Culiacán, el Santo Padre Pio XII entregó su alma al Señor y se inició el conclave para elegir al nuevo papa, en la lista de probables estaba el Cardenal Montini.

Salió el humo blanco, y Dios escuchó mis ruegos, el nuevo papa fue Juan XXIII.
Un papa de “transición” que revolucióno la iglesia al iniciar el concilio Vaticano II que finalizó Pablo VI.

Después de su muerte, al salir el humo blanco se anunció a todo el mundo”: ¡EL NUEVO PAPA ES EL CARDENAL MONTINI!

¿Y Usted que pensó Padre?. Hijo, yo soy priista, cuando recibí la noticia grité: VIVA PABLO SEXTO!

Luego me dijo:
Ingeniero, tu estas en mi ultimo objetivo ¡terminar el templo!
Padre a mi me pagan para ayudarle, vamos hechandole ganas!

El avance de la construcción fue notorio, pues a los proveedores les exigí descuentos especiales por tratarse de “La Iglesia del Padre Cuco” el herrero Higinio no cobró la mano de obra.
Fabricó todas las ventanas y una cruz estilizada que se colocó en la torre menor.

El vidriero, tampoco cobró la mano de obra y cuando inició su trabajo llevó sus nueve hijos a misa y los obligó a todos a participar.

Magaña suministró la loseta de mármol color hueso para recubrir las torres, y aunque en el medio le decían Mengaña, a nosotros nos dio un buen precio.

A los obreros les pedí que prolongaran unos minutos su jornada de trabajo para limpiar sus pecados.
El Güilo mentiras, jefe de albañiles, me dijo que él y yo tendríamos que trabajar hasta en la noche.

Un día llegó un ingeniero alemán, millonario, que venía de la Capital con el “Jefe” le propuso al padre Cuco una oferta:
El donaría todo el piso de mármol para el templo o bien mandaría hacer en Berlín un órgano a la medida del templo.

El padre Cuco escogió el organo, esto generó varias discusiones entre el padre Cuco y yo, pues mi criterio era contrario, le decía: padre, pídale un cheque al alemán, mas vale pájaro en mano, el me replicaba sonriendo, tú quédate con tu pájaro y yo con mi órgano.
El alemán murió y no hubo ni piso ni órgano.

Como todo cliente con obra de construcción en su casa, el padre se volvió muy irritable, la edad y la diabetes lo estaban acabando, discutíamos a veces, mandaba al sacristán a buscarme para acusar a los albañiles por cualquier cosa.

Un día me pidió que reprendiera a un mulato apodado “el Tizón” porque siempre trabajaba cantando sones cubanos sin importarle que el padre estuviera oficiando.

Cuando termine mi reprimenda, el Tizón me dijo: mire ingeniero, el trabajo es una chinga, y más a esas alturas, en mi tierra nos enseñan que hay que cantar para olvidar las desventuras de la vida.

Tienes razón le respondí, pero no cantes cuando el padre esté oficiando.

La imagen exterior del templo era diferente, como cuando una mujer termina de maquillarse, el diseño es muy simple, una torre cuadrada, muy alta, a la derecha, y una de sección rectangular mas baja a la izquierda, en medio de las dos torres un cubo incrustado, que corresponde al coro, todo recubierto de mármol y abajo el acceso principal.

Faltaban muchas cosas por hacer en el interior, pero la partida de dinero disponible se había agotado, nos retiramos satisfechos por lo que logramos, aunque el padre Cuco no pudo disimular su pesar.

Pensé que iba a descansar de los regaños del padre Cuco pero no fue por mucho tiempo.

Un dia como a las ocho de la mañana llegó a mi oficina el sacristán del padre Cuco:
Ingeniero que dice el Señor cura, que si puede ir a verlo, que lo ocupa para un asunto.
Me dirigí al templo caminando por el gran lote de terreno que nos separaba, al llegar al atrio miré dos enormes campanas, relucientes de
nuevas.

Me imaginé el asunto a tratar.
Me recibió con su cara resplandeciente de sincera alegría.
Ingeniero, me dijo, quiero pedirte un gran favor, y tu siempre me has respondido positivamente.

Usted diga padre.

Estoy muy feliz!
Anoche, un enorme camión me trajo desde el estado de Hidalgo las campanas del templo, y tú me vas hacer el favor de subirlas a su lugar.
Yo se que tú puedes.

Padre, le contesté, esta es una maniobra peligrosa, difícil y cara.

Dios nos ha de ayudar, has un presupuesto y preséntaselo a Maria Luisa para ver con cuanto contamos y lo demás dios nos ayudará.

Debo decir que en el Culiacán de los años setenta, no había equipos de grúas como las hay actualmente, con capacidad hasta de 30 toneladas.

En esa época, trabajábamos como los egipcios.

Llamé a mi amigo Baltasar Inzunza, ingeniero experto en estructuras metálicas y le planteé el problema.

El trabajo no es sencillo, me dijo, tenemos que montar un puente de armaduras entre las dos torres, que soporte un cantiliver, giratorio (viga armadura en voladizo) con un gozne corredizo, que pueda una carga muerta de diez toneladas y levantar las campanas que deberán entrar por la abertura lateral de la torre principal.

Para sujetarlas en su lugar, necesitamos:

1.- Checar si el hueco de la torre es suficiente para que pasen.

2.-analizar la capacidad de carga de los soportes de las campanas.

3.-Analizar la capacidad de carga de las columnas de concreto armado de la torre para asegurar que soportarán la carga de torsión que les inducirá la armadura metálica provisional.

4.- estudiar los planos estructurales de la torre para conocer con cuantas
varillas de acero las armaron.

5.- Diseñar las armaduras puente.

Le pedí al padre Cuco los planos del templo, no los localizó en ese momento, lo único que encontró fue un cartoncillo de papel, con una hermosa perspectiva dibujada a lápiz con la firma del autor: Peres Morfe.

Lo conocí bien, flaco, muy alto, feo, tenia cara de diablo, pero un gran artista del dibujo.
Era el dibujante del arq. Germán Benítez, ambos mis amigos.

En su despacho el Arq. Benitez me explicó que el no sabia nada de ese proyecto, que el diseño arquitectónico, estructural e instalaciones de ese templo incluyendo lo construido, eran total mente obra de su auxiliar, Perez Morfe, que hacía meses que no sabia nada de él porque había caído en el alcoholismo, a causa de no se que tristes pasiones, pero que su casa era por la calle Colón atrás del hotel “EL Mayo”.

Me apersoné en su casa y me recibió una señora de vestido negro.
Con cara de enfado me platicó que su cónyuge murió hacía dos meses.

Le pregunté que si no tenia archivo de sus planos y me dijo que tiró a la basura todos sus trabajos, porque estaba resentida con él por andar volado con una fulana.

El Balta me dijo que había diseñado y construido todas las armaduras con elementos estructurales de acero prestados de otra obra, y yo le informé que había cincelado las columnas de concreto, que tenían varillas de acero de sobra, así que iniciamos el montaje.

Mucha gente se acercó en el atrio para ver la maniobra de levantar las campanas, con poleas, cables, eslingas, andamios y todo lo necesario.

Retiramos a los mirones y solo el padre se quedo al centro dirigiendo según él la maniobra.

No sabía que en estos casos, se nombra solo a un experto como responsable de ordenar con señas lo requerido, porque todos los presentes gritan: arriba, abajo, a la izquierda, a la derecha o señalan lo que a su criterio deben hacer los obreros.

La maniobra fue un éxito, en pocas horas las campanas estaban en su lugar, desde abajo le grité al Balta que soltara los badajos y me lanzara las cuerdas atadas a estos.
Se las entregué al padre para que repicara las campanas, emocionado hasta las lagrimas tomó las cuerdas e hizo tañir tres veces cada una.

Repíquelas padre le dije, no, me respondió, eso le corresponde al señor obispo, cuando nos visite.
Nadie las debe tocar antes que él.

Una semana después invité a mi madre a ver la obra, subimos a la torre y allí nos alcanzó mi primo Beto, que era auxiliar del padre Cuco, desató las campanas y dio varios repiques, sin importarle mis suplicas de que no lo hiciera.
A mi el señor obispo no me preocupa me dijo, vamos a echar al vuelo estas campanas por primera vez.

Fue muy emocionante!

Pasadas unas semanas, estando trabajando en mi oficina, cercana al templo, ya tarde, llegó el viejo sacristán muy agitado.

¡Ingeniero! Que dice el padre que se presente con el, inmediatamente.
Tenía mucho trabajo, pero me levanté a regañadientes ¿Qué se le ofrecerá ahora a este cura latoso? pensé.

Entre al curato y grande fue mi sorpresa.

Allí estaba un padre con habito de franciscano, alto, moreno, con mirada y sonrisa de santo, pelo ondulado, las manos extendidas para recibirme.

Lo reconocí de inmediato! la mejor voz en la historia de México, galán del cine nacional, primer latin lover de Hollywood, en los años veintes, donde tuvo amores con las primeras estrellas del cine.

Por alguna razón renunció al mundo, era por supuesto Fray JOSE DE GUADALUPE MOJICA que inspiró a su amigo Agustín Lara a componer la preciosa canción “Solamente una vez”.

Me dijo: Hijo, quiero darte las gracias por la ayuda que le has brindado a mi hermano.
Me quedé mudo, conversamos un momento breve, salí muy confortado espiritualmente y pensando. ¡Gracias Padre Cuco por este honor!
SIN DUDA!

Fin.

El padre Cuco murió el 20 de septiembre 1979.

El templo que dejó quedó bellísimo y es de gran afluencia de fieles en Culiacán.

“LA IGLESIA DEL PADRE CUCO”

Recopilación hecha por el ing. Víctor Buelna basada en escritos anónimos encontrados en el templo.
Aún no tengo el nombre del ingeniero protagonista.

Si usted lo sabe, por favor hágamelo saber.

Disfruten su día!

Relojes Buelna Parroquia Espiritu Santo