No cabe duda de que Sinaloa necesita urgentemente reactivar su actividad económica y turística. El Carnaval de Mazatlán, uno de los eventos más emblemáticos del estado, podría ser una vía para lograrlo. Sin embargo, la situación actual de violencia en la región plantea serias interrogantes sobre la viabilidad y seguridad de llevar a cabo un evento de tal magnitud, que se espera atraiga a más de un millón de visitantes.

Recientemente, se anunció la cancelación de la presentación de “JUNTOS” Jorgue Media y Josi Cuen y claro Grupo Firme, lo que ha generado un ambiente de incertidumbre. La decisión fue tomada tras recibir amenazas de muerte contra los integrantes del grupo, lo que evidencia la grave situación de inseguridad que se vive en Sinaloa. La cancelación de estos artistas estelares no es un hecho aislado; refleja una paranoia creciente entre los sinaloenses y los turistas que piensan en visitar la región. La simple posibilidad de un incidente violento en medio del carnaval es una preocupación válida.

La urgencia del gobierno por llevar a cabo este evento es cuestionable. ¿Qué se busca realmente? ¿Es un intento por recuperar la imagen de Sinaloa o un apuro por reactivar la economía sin considerar las consecuencias? La responsabilidad recae sobre las autoridades, en particular sobre Estrella Palacios, quien parece más apagada que iluminada ante este desafío. ¿Es sensato arriesgar la seguridad de los habitantes y visitantes para mantener una fachada de normalidad?

Es importante recordar que, aunque el carnaval es una celebración y cada quien es libre de asistir, la seguridad de los sinaloenses debe ser la prioridad. ¿Qué garantías nos ofrecen las autoridades cuando afirman que habrá seguridad durante el evento? Los que vivimos en Sinaloa sabemos que la realidad es diferente; muchos de nosotros evitamos transitar por carreteras y cerramos nuestros negocios antes de que caiga la tarde por miedo.

La pregunta persiste: ¿es este carnaval un circo que no sabe cómo manejar su titiritero? La decisión de asistir al carnaval es personal, pero se debe hacer con precaución. Disfrútalo, sí, pero cuídate, porque está claro que el gobierno no lo hará por ti. En un contexto donde la violencia y el miedo son parte de la vida cotidiana, es fundamental priorizar la seguridad personal ante cualquier celebración.

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