Desde mi percepción muy personal, el rumbo político de la Nación mexicana pareciera estar transitando por un rumbo incierto, poco alentador, y si usted me lo permite, hasta desesperanzador.
La manera en que las dos candidatas para la lucha anticipada hacia elecciones constitucionales del 2 de junio del 2024, están dejando mucho que desear.
Pese a que se trata de un proceso electoral, que, si otra cosa trascendental no ocurriese en los días o meses por venir, podría marcar un hito en la historia de nuestro País.
Y es que, una mujer, por primera vez se estaría colocando la banda presidencial del gobierno mexicano.
Ello se escucha bien en el discurso, y se asimila muy bien en la percepción de una sociedad ávida de experimentar la eliminación de la ortodoxia masculinizada al frente de la máxima representación del poder ejecutivo.
Sin embargo, a escasas semanas de observar las capacidades políticas, académicas, culturales y humanas de las dos exponentes y cartas fuertes de la lucha presidencial, se percibe un marcado desencanto en un importante sector social del país.
Claudia Sheinbaum Pardo, fue seleccionada por MORENA para continuar la tarea de transformación del País que dejará pendiente Andrés Manuel López Obrador.
Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, seleccionada también para ser lanzada a la lucha presidencial con el impulso del Frente amplio por México, conformado por los Partido PRI y PRD.
Hasta ahí todo bien, sin embargo, las dos fuerzas políticas en pugna, dejaron mucho que desear en la manera de designar sus candidaturas.
Y es que las Dos señoras fueron impuestas por sus respectivos liderazgos, por encima de reclamos y sinsabores de sus correligionarios.
Ante esa realidad, es posible pensar que tanto Xóchitl como Claudia son lanzadas a la arena politica electoral, no por ser las más convenientes para el futuro de la Nación, sino las más convenientes para el futuro de sus impulsores y sus siglas partidistas.
Desde esa tesitura, ellas mismas deben entender y por ende acatar acciones y disposiciones de sus jerarcas.
Claudia Sheinmbaum y Xóchitl Gálvez fueron registradas como marca politica por cada uno de los bandos en disputa.
Son dos nombres personales, que representan el emblema de una lucha politica electoral, pero, que en el momento en que se desvíen del rumbo convenido y pactado por sus impulsores, pueden ser bajadas del escenario electoral.
Y es precisamente el escenario de las guerras sucias y las especulaciones lo que motiva y alienta a quienes le apuestan a la sustitución de candidatas o candidatos.
Sabemos de la existencia de esa especie de “lobos” que se mueven cautelosos al acecho de la caída de la pieza preciada.
Esos entes se mueven tanto en las llanuras de Morena, como en las esferas del Frente Amplio por México… Es la naturaleza propia de la fauna politica.
Pero, los lobos no solo esperan callados en sus trincheras, sino que también promueven y alientan desde las gradas de la propia arena politica, el descredito y los desatinos de sus posibles presas en aras de hacerlas caer y ocupar sus sitiales.
Y claro, si las “presas”, cooperan al caer en errores y desaciertos, la posibilidad de quienes se sueñan en la utópica sustitución, aumenta.
Aunque las dos precandidatas han dejado mucho que desear en cuanto a lo que debe ser la figura presidencial que los mexicanos deseamos, es Claudia Sheinbaum quien ha puesto el ingrediente respecto a un supuesto relevo de candidato por Morena.
El gran error Claudia que cometió al retar políticamente a su jefe político Andrés Manuel López Obrador, al tratar de imponer a Omar García Herfuch como candidato al gobierno de la Ciudad de México, es el tema del momento a lo largo y ancho de México.
Sheinbaum quiso enfrentar a la fuerza de AMLO a sabiendas de que este quería a Clara Brugada como la candidata, y tropezó se manera estrepitosa.
Es cierto que Claudia lleva la delantera en las preferencias electorales, pero errores como este, poco importan a un hombre como López Obrador, cuando es desobedecido.
Desde las mismas trincheras de Morena se ha dicho que atreverse a jugarle las contras a su líder y jefe político, ha sido hasta hoy el gran error de la abanderada de Morena para la candidatura presidencial.
Claudia enfrento públicamente a Andrés Manuel, conociendo la forma en que el Presidente reacciona ante las deslealtades de sus “soldados políticos”.
¿No entendió, o no hubo alguien cercano que le advirtiera a Claudia, que en el abierto reto a López Obrador, podía correr el riesgo de estar cambiando el gobierno de la Ciudad de México para su amigo, por la Presidencia de la República mexicana designada para ella misma?.
¿Nadie le ha sugerido a Claudia Sheinbaum, que el bastón de mando que le entregó AMLO, debe esconderlo en un cuarto con doble cerradura, y que mientras el tabasqueño tenga vida, no osar siquiera sacarlo ni aunque fuera para quitarle el polvo?.
Claudia tiene que entender que López Obrador se quedó con el control remoto del bastón referido, para efectos de operarlo desde Palacio Nacional, sobre todo en casos de emergencia, como el que acaba de ocurrir.
La Señora Sheinbaum Pardo tiene que entender asimismo, que el bastón de mando de MORENA y por supuesto, del gobierno de la 4t, AMLO no lo ha soltado ni lo quiere soltar.
Claudia es inteligente y debe saber que el verdadero bastón de mando, el Presidente lo trae en la boca, y su nombre común es lengua.
Entiéndase entonces, que las órdenes y las grandes decisiones políticas y de gobierno, descansan todavía en la palabra del Presidente en funciones.
¿Y si Claudia conoce mejor que nadie la forma de pensar y actuar de AMLO, las preguntas fluyen por si solas.
¿Por qué se aferró entonces a Omar García Herfuch para la candidatura, sabiendo que su jefe político, simpatizaba abiertamente con Clara Brugada?.
¿ Por qué cometió el error de tratar de imponer su voluntad, sabiendo que de lograrlo, estaría evidenciando y ninguneando el poder político absoluto y letal que Andrés López ostenta, y que sin duda busca seguir ostentando?.
La pregunta que los analistas, y comentaristas políticos nos hacemos, consiste en saber si Claudia Sheinmbaum se mareo anticipadamente con la candidatura, y por esa razón se atrevió a jugarle las contras al Presidente, o solo se trató de una estrategia fraguada en las cúpulas del poder.
Si hubiera sido una jugarreta politica acordada entre AMLO y Claudia, esta debe respirar tranquilamente.
Pero, si en verdad Sheinmbaum Pardo quiso imponer su candidato al gobierno de la CDMX, por encima de la voluntad y consentimiento de AMLO, creemos que con esa acción ha atentado temerariamente contra su propia candidatura.
No son pocos los que coinciden en pensar que Claudia le saco las uñas de manera muy anticipada a su jefe y líder político.
Y eso, de todos es sabido, sería un juego políticamente muy temerario y peligroso para sus planes inmediatos.
Y es que, tratar desconocer de manera anticipada el poder político del hombre en el que descansa la gran fuerza politica de MORENA es jugarle las contras a la posibilidad de la continuidad en el poder.
La realidad es cruda y certera… Sin AMLO, Morena sería otra cosa… Nos veremos enseguidita.