Así lo detalló el papa Francisco en un mensaje enviado al Congreso Internacional Woomb, inaugurado hoy en Roma
El papa Francisco no es partidario de “crear embriones de probeta para luego suprimirlos, comerciar con gametos y recurrir a la práctica del útero de alquiler“, métodos “artificiales” que, explica, surgen por “la separación ideológica y práctica de la relación sexual de su potencial generativo”.
Hoy en día, la separación ideológica y práctica de la relación sexual de su potencial generativo ha llevado a la búsqueda de formas alternativas de tener un hijo, que ya no implican relaciones conyugales, sino que recurren a procesos artificiales”, señaló en un mensaje enviado al Congreso Internacional Woomb, que se ha inaugurado hoy en la Universidad del Sagrado Corazón de Roma.
Y “si es bueno ayudar y apoyar el legítimo deseo de engendrar con los conocimientos científicos más avanzados y las tecnologías que curan y potencian la fertilidad, no lo es crear embriones de probeta para luego suprimirlos, comerciar con gametos y recurrir a la práctica del útero de alquiler”, aseveró Francisco, que en estos momentos se encuentra en Hungría, donde ha comenzado este viernes una visita de tres días.
En su discurso a los participantes en el Congreso titulado “La ‘revolución Billings’ 70 años después: del conocimiento de la fertilidad a la medicina personalizada”, Francisco alabó el método natural que permite distinguir los días de fértiles del ciclo menstrual femenino.
“John y Evelyn Billings difundieron un método sencillo, al alcance de disposición de mujeres y parejas, para el conocimiento natural de la propia fertilidad, ofreciendo una valiosa herramienta para la gestión responsable de las opciones procreativas”, dijo.
El papa Francisco, que consideró que el mundo de hoy está dominado por un uso “relativista y banal de la sexualidad humana”, reflexionó sobre la actual crisis demográfica, cuyo origen “se encuentra, junto a diversos factores sociales y culturales, en un desequilibrio en la visión de la sexualidad”.
“No es casualidad que el método Billings sea también un recurso para afrontar de forma natural los problemas de infertilidad y para ayudar a los cónyuges a ser padres identificando los períodos más fértiles. En este campo, un mayor conocimiento de los procesos de generación de la vida, valiéndose de las modernas adquisiciones científicas, podría ayudar a muchas parejas a tomar decisiones más conscientes y éticamente más respetuosas”, añade.
Se trata de “una tarea que las universidades católicas y, en particular, las Facultades de Medicina y Cirugía deben asumir con renovado empeño”, dijo, al recordar que “para el matrimonio Billings fue fundamental trabajar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Melbourne”.
Por ese motivo, “también es importante que el centro de estudio e investigación de la regulación natural de la fertilidad, que funciona desde 1976 en la Universidad Católica del Sagrado Corazón, forme parte de uno de los centros académicos italianos más prestigiosos y pueda beneficiarse de los conocimientos científicos más avanzados para llevar a cabo su misión de investigación y formación”.
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