Las pandemias -sobre todo las de origen desconocido- han desatado en la historia cacería de brujas. Las consecuencias siempre han sido terribles.
No es el propósito buscar culpables, pero estamos frente a una realidad que impone la urgencia de reducir riesgos de contagios y la amenaza de enfermedades graves. El país está sembrado ya de muchos muertos. Es catastrófico.
Hace unos días, parecía que la pesadilla quedaba atrás.
Los números sobre nuevos casos, hospitalizaciones y decesos eran
-aparentemente- menores.
Pero la inesperada y reciente publicación de más de 1,200 nuevos casos (supuestamente rezagados en la plataforma) cubrió el panorama de desazón y dejó claro que el Covid contraataca.
Las aglomeraciones incontroladas en las campañas políticas, el exceso de confianza, la imprudencia y la apertura abrupta de la vida social y económica provocaron un relajamiento casi y un retroceso lamentable.
Lo ganado en año y medio, aparentemente, está perdido.
Parece ocioso buscar un culpable único. No soluciona este desastre disparar obuses contra el manejo fallido de la pandemia por parte de los gobiernos federal, estatal o municipal.
Sería un error grave persistir en la confrontación e ignorar la emergencia de encontrar soluciones. Nos toca hacer algo por nosotros mismos.
Convencidos de que el gobierno dejó a la suerte lo que ocurra con la población en lo sucesivo -‘primero la economía’- nos queda cuidarnos a toda costa en lo individual y familiar y asumir más conscientemente medidas de autoprotección que no debimos abandonar, principalmente el uso de cubrebocas, evadir aglomeraciones y evitar espacios sin ventilación.
A las instituciones les tocará cumplir su obligación constitucional de detectar de manera temprana los contagios, proporcionar mejores servicios de salud y acelerar las jornadas de vacunación.
¿Lo harán? Está por verse.
En tanto, cada quien intente salvar su vida, que ningún gobierno lo hará por nosotros de ninguna forma.
CÓMO ESTAMOS EN CULIACÁN
Las cifras proporcionadas por la Secretaría de Salud de Sinaloa la tarde de ayer son alarmantes. Mientras en todo el estado se registraron 225 nuevos casos las últimas 24 horas, Culiacán se afianza como epicentro de la pandemia al concentrar 158 de estos nuevos contagios.
Para ilustrar lo que está ocurriendo, recordemos que el mismo día del año 2020 hubo 32 casos nuevos, y mientras hace un año había aquí 263 enfermos activos, el día de ayer se registraron 661.
Quien escribe comentaba hace unos días que en los laboratorios locales ya no se apreciaban las colas de pacientes que llenaban las banquetas en espera de hacerse la prueba de Coronavirus.
La observación adicional era que el número de contagios, en consecuencia, había disminuido drásticamente.
Pero ayer lunes, tan solo en la matriz de Salud Digna se aplicaron alrededor de 300 exámenes de este tipo.
La mayoría de las personas que acudieron pertenecía a un grupo de entre 25 y 35 años de edad.
Por la tarde, desde Japón, la voz de un amigo nos cuestionaba si era verídico un video que da la vuelta al mundo mostrando una riña colectiva en las instalaciones de un hotel de Mazatlán durante un auténtico bacanal en el que se observan niños y niñas y hasta jovencitas tirando golpes.
“Es una locura, ¡están bien pend…!”, exclamó.