Las tensiones en el Congreso de la Unión continúan en aumento, y esta vez el enfrentamiento se ha dado entre el coordinador panista, Elías Lixa, y el diputado morenista, Alfonso Ramírez Cuéllar. La razón: la reciente iniciativa presentada por Ramírez Cuéllar para eliminar el fuero político, justo después de haber votado a favor de proteger a Cuauhtémoc Blanco, quien enfrenta acusaciones de intento de violación.
Durante una acalorada sesión el 26 de marzo, Lixa no tuvo reparos en calificar de incoherente a su contraparte. “¡No se quiera lavar la cara después de la desvergüenza de ayer! Aquí no les vamos a lavar la cara, lávense la cara entre ustedes”, exclamó el panista, dejando claro que el intento de Ramírez Cuéllar por aparentar un compromiso con la justicia no iba a ser bien recibido.
Es difícil ignorar la ironía en la propuesta del diputado de Morena. Después de haber blindado a Cuauhtémoc Blanco, ahora intenta posicionarse como el defensor de la eliminación del fuero, cuando su voto reciente fue claramente en favor de la impunidad. “Si tú me acompañas a denunciarlo por conflicto de interés y por autoprotegerse, yo voy con tu iniciativa”, retó Lixa, evidenciando que la propuesta de Ramírez Cuéllar parece más un intento de limpiar la imagen de su bancada que un verdadero compromiso con la justicia.
La respuesta de Ramírez Cuéllar fue una defensa tambaleante. Afirmó que Cuauhtémoc Blanco estaba dispuesto a presentarse ante la Fiscalía para enfrentar las acusaciones, lo que suena más a una estrategia de evasión que a un verdadero acto de responsabilidad. En un intento por justificar su postura, el morenista argumentó que su decisión de votar en contra del desafuero era en realidad una forma de fortalecer la investigación, en vez de obstaculizarla.
La incongruencia del discurso de Morena es evidente. Mientras sus representantes se adornan con pañuelos lilas y moños naranjas, proclamando su compromiso con la defensa de las mujeres, en la práctica están protegiendo a quienes han sido acusados de violencia de género. Esta defensa de Cuauhtémoc Blanco, bajo el pretexto de errores técnicos en la investigación, es un claro ejemplo de cómo la política se utiliza para proteger a los poderosos en lugar de servir a quienes realmente necesitan justicia.
Las diputadas de la oposición intentaron elevar sus voces en contra de esta situación, pero su esfuerzo fue ahogado por el coro de apoyo a Blanco. Este espectáculo no solo es una vergüenza para el Congreso, sino un insulto a todas las mujeres que buscan justicia en un sistema que les da la espalda.
En este contexto, la lucha por la eliminación del fuero se vuelve un tema urgente, pero no solo para proteger a las víctimas, sino para asegurar que quienes ocupan cargos de poder no se escuden en privilegios para evadir la justicia. La política no debe ser un refugio para aquellos que abusan de su posición. La ciudadanía merece un Congreso que actúe con ética y responsabilidad, y no un circo donde la impunidad y la complicidad son la norma.
Con Información de PoliticoMx