¡Ah, la política mexicana! Ese teatro donde los actores no solo son malos, ¡sino que además se olvidan de sus guiones! Hoy, el espectáculo lo protagonizan los morenistas, quienes han decidido hacer un escándalo de proporciones épicas por el nepotismo… ¡como si no tuvieran una familia entera colocada en cada rincón del gobierno! ¡Bravo! Aplausos para ellos, que tienen el descaro de señalar la paja en el ojo ajeno mientras cargan un tronco en el suyo.
Es increíble ver cómo estos “morenistas de la moral” ahora se rasgan las vestiduras por el nepotismo, cuando es más común ver a un primo, un tío o la abuela en las listas de candidatos que en la reunión familiar del domingo. ¡Qué ironía! Ellos, que han convertido el nepotismo en una práctica casi olímpica, ahora se hacen los ofendidos. “¡Oh, el Verde Ecologista!”, claman, como si no supieran que el partido ha sido su trampolín para colocar a sus seres queridos en cargos de poder. ¿Acaso olvidaron que sus diputados del ecologista son en realidad morenistas disfrazados? ¡Qué farsa!
Y luego están los del PRI, que se ríen y hacen payasadas, como si el nepotismo no estuviera en su ADN. ¡Por favor! Si fueran payasos en un circo, tendrían el récord mundial por la cantidad de familiares que han colocado en el gobierno. Pero claro, ellos piensan que disfrazarse de payasos es una estrategia brillante. ¡Genios del marketing político! Lo único que logran es hacer reír a los que aún tienen un poco de sentido común.
Mientras tanto, en Sinaloa, la pelea entre morenistas y verdes se parece más a un pleito de vecindad que a una discusión seria sobre política. “¡El Verde es un cochinero!”, gritan mientras ellos mismos se revuelcan en el barro. ¡Oh, el cinismo! Es como ver a un cerdo criticando a otro por estar sucio. Y aún así, la ironía se asienta: los mismos que usan el nepotismo como una estrategia de campaña ahora se erigen como defensores de la moralidad. ¿Dónde está la lógica? ¿Acaso es que la vergüenza se fue de vacaciones?
Así está el cochinero, el cagadero, el verdadero circo. Se han escupido en la cara a sí mismos y ahora esperan que el público les aplauda por sus “valientes” discursos en contra de la reelección y el nepotismo. ¡Bravo! ¡Qué talento para el auto-sabotaje! Recogiendo cascajos, pensando que sus payasadas les ganarán adeptos. Pero se han bañado en saliva, se han cortado la lengua y se han dado un balazo en el pie, todo en nombre de una política que claramente no saben manejar.
Así que, queridos lectores, bienvenidos a este circo político donde la hipocresía es la estrella principal y el sentido común se queda en casa. ¡No se olviden de traer sus palomitas! Esto apenas comienza y la función promete ser de lo más entretenida.
Por Goyo310