Mexicanos que han sido deportados por la nueva administración de Donald Trump han denunciado que las autoridades estadounidenses los mantuvieron en condiciones inadecuadas, encerrados y esposados por varios días. A pesar de estas alegaciones, el gobierno mexicano ha rechazado que haya habido violaciones a los derechos humanos y se ha comprometido a defender a sus ciudadanos.

Los deportados relataron a EFE las experiencias de maltrato que sufrieron en Estados Unidos antes de llegar al Centro de Atención a Deportados que el gobierno mexicano ha establecido en Tijuana, la ciudad más grande en la frontera, situada a 15 kilómetros del puerto fronterizo de El Chaparral, donde los deportados permanecen por dos días antes de recibir transporte a sus lugares de origen.

Iván Ramos Reyes, originario de Chihuahua, compartió que su experiencia fue “amarga y frustrante” tras ser detenido después de casi diez años en Estados Unidos. “Estaba bien en Las Vegas, donde trabajaba en la construcción. Me detuvieron cuando iba en mi auto hacia Utah, un oficial de policía alegó que no había encendido mis luces, y de ahí llamaron a migración. Después de estar dos días encerrado, me enviaron de regreso”, narró.

Ramos expresó su frustración por haber perdido todo lo que había logrado en su tiempo en EE.UU.: “Aunque sabía que no estaba aquí de manera regular, intentaba hacer las cosas bien. Se siente mal perder todo lo que construiste, pero buscaré la oportunidad de volver a cruzar”.

En cuanto a las alegaciones de violaciones a derechos humanos, el gobierno mexicano reportó el lunes que desde el inicio de la presidencia de Trump, 14,470 personas han sido deportadas. Sin embargo, han documentado solo dos casos de presuntas violaciones, uno de un mexicano y otro de una guatemalteca. “En México, por supuesto que no llegan esposados… aquí nadie los trata así”, aseguró el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, hace dos semanas.

Sin embargo, migrantes como Rogelio relatan una experiencia diferente en EE.UU. “Nos trataron mal, nos retuvieron desde la medianoche de la detención, manteniéndonos esposados sin saber qué iba a suceder o cómo nos sacarían del país”, confesó.

Después de cruzar de Tecate a California, las autoridades le informaron que no estaban otorgando asilo, sino simplemente deportando a la gente. “Nos recogieron y nos arrojaron de vuelta”, lamentó.

Otro deportado, Daniel, compartió su propia experiencia, diciendo: “Pasé tres días en el desierto sin comer, me detuvieron y luego me mantuvieron esposado. Aunque estoy contento de regresar a mi país, no descarto volver a intentar cruzar”.

Mónica Vega, coordinadora del Centro de Atención a Repatriados, indicó que desde la apertura del centro han recibido a 754 personas, de las cuales el 90% son hombres. Aunque el número varía diariamente, en promedio llegan alrededor de 20 deportados. “La mayoría son personas que intentaron cruzar, algunos fueron deportados tras ver negada su solicitud de asilo o tras la expiración de su permiso de trabajo”, explicó.

Con información de EFE.

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