¡Oh, los aranceles del 25% impuestos por el presidente Donald Trump! ¿Quién hubiera pensado que esto se convertiría en un juego de ruleta rusa con nuestra economía? Y ahora, en un giro inesperado, la presidenta Claudia Sheinbaum ha anunciado que, tras una conversación con Trump, los aranceles se ponen en pausa por un mes. ¡Qué alivio! Pero, ¿realmente podemos celebrar esta pausa como una victoria, o simplemente es un respiro temporal antes de la tormenta?

Recordemos que, en los últimos meses, muchos en el gobierno y sus seguidores en la 4T se han reído de la idea de que los aranceles pudieran convertirse en una realidad. “No pasará nada”, decían con una confianza digna de un mago de feria, mientras hacían malabares con la retórica. Ahora estamos aquí, con un golpe en nuestra economía, preguntándonos si esta pausa es realmente una solución o solo un aplazamiento de lo inevitable.

La conversación entre Sheinbaum y Trump, que ella calificó de “buena”, sugiere que se ha abierto un espacio para el diálogo. Pero, ¿qué significa esto realmente? En medio de acusaciones de tráfico de fentanilo y complicidad con el crimen organizado, se acordó que México reforzará su frontera norte con 10,000 elementos de la Guardia Nacional. ¡Vaya! Parece que la estrategia de “abrazos, no balazos” se está transformando en una colaboración más militarizada. ¿Y qué hay de las promesas de inversión en infraestructura? Ah, sí, esas quedaron en el aire mientras nos ocupamos de controlar el flujo de drogas hacia Estados Unidos.

Además, durante esta llamada, se mencionó que ambos países comenzarían a trabajar juntos en seguridad y comercio desde el 3 de febrero. Una brillante idea, sin duda, pero ¿por qué no se hizo antes? La amenaza de aranceles ha estado presente durante meses, y la respuesta ha sido más tardía que un tren en un día de lluvia. La habilidad de Sheinbaum para negociar una pausa es admirable, pero no podemos ignorar que esto sigue siendo un juego de alto riesgo.

Y hablando de riesgos, la promesa de Estados Unidos de trabajar en la prevención del tráfico de armas de alto poder hacia México es un paso positivo. Sin embargo, ¿será suficiente para cambiar la narrativa de que México es un país dominado por el crimen organizado? Mientras la Guardia Nacional se despliega, la corrupción y la impunidad siguen siendo problemas persistentes que nos afectan a todos.

La pausa en los aranceles es, sin duda, un alivio para muchos sectores de la economía mexicana, que ya enfrentaban desafíos significativos. Pero, por favor, no nos dejemos llevar por una falsa sensación de seguridad. Esta pausa no debe considerarse un fin, sino una oportunidad para reconfigurar nuestras relaciones bilaterales y abordar los problemas de fondo que nos han llevado hasta aquí.

En conclusión, este mes de pausa en los aranceles es un respiro, pero también un llamado a la acción. México debe aprovechar esta oportunidad para fortalecer su posición en la mesa de negociaciones y trabajar en soluciones sostenibles que beneficien a ambas naciones. La clave estará en el compromiso genuino de ambas partes para enfrentar los desafíos que amenazan no solo sus economías, sino también la seguridad y la estabilidad de la región.

Así que, mientras celebramos esta pausa, no olvidemos que la historia reciente nos enseña que las risas pueden convertirse en lágrimas en un abrir y cerrar de ojos. Es hora de que todos los mexicanos nos unamos, no solo para enfrentar lo que viene, sino para asegurarnos de que las decisiones que tomemos hoy no se conviertan en las crisis de mañana. ¡Que comience la verdadera negociación!

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here