¿Asistirían a la verbena popular en Culiacán a pesar de la inseguridad actual? 

Cada año, la verbena popular de Culiacán transforma la ciudad en un vibrante escenario de alegría y celebración. Este evento, que suele ser un punto de encuentro para familias, amigos y vecinos, se caracteriza por su amplia oferta de juegos mecánicos, espectáculos culturales, deliciosa gastronomía y un sinfín de actividades que fomentan la convivencia y el esparcimiento. Sin embargo, la inauguración de este año dejó una sensación de vacío que no pasó desapercibida.

Desde sus inicios, la verbena ha sido un símbolo de unidad y tradición, un espacio donde los ciudadanos pueden disfrutar de lo mejor de su cultura en un ambiente festivo. Sin embargo, la realidad de la inseguridad que se vive en Culiacán ha afectado la participación de la comunidad. En su inauguración, el evento lucía prácticamente desierto, un reflejo de la preocupación y el miedo que han calado hondo en la población.

A pesar de que hay un fuerte despliegue de patrullaje y la presencia de elementos de seguridad en la ciudad, la confianza de los ciudadanos sigue siendo escasa. El alcalde Juan de Dios Gámez Mendivil enfrenta un desafío monumental: demostrar que puede gestionar la seguridad y el bienestar de los culiacanenses. Hasta ahora, su gestión no ha logrado convencer a la ciudadanía de que las medidas implementadas son efectivas, lo que ha llevado a un clima de desconfianza que permea cada rincón de la ciudad.

Es fundamental que las autoridades locales no solo se centren en la cantidad de seguridad visible, sino que también trabajen en la calidad de la misma. La implementación de un plan de seguridad que incluya no solo patrullajes constantes, sino también estrategias que involucren a la comunidad, es crucial para restablecer la confianza. La seguridad no es solo un derecho, sino también un pilar esencial para disfrutar de eventos como la verbena.

La verbena popular no es solo un evento; es una tradición que merece ser preservada. A través de ella, las nuevas generaciones pueden conectar con su cultura y aprender a valorar lo que significa ser parte de una comunidad. Esperamos que, en un futuro cercano, los culiacanenses puedan volver a disfrutar de esta celebración sin reservas ni preocupaciones.

Por lo pronto, es imperativo que el alcalde y su equipo salgan de su escondite, escuchen las inquietudes de la ciudadanía y trabajen con empeño para recuperar la confianza perdida. La verbena es solo una de las muchas tradiciones que se ven amenazadas por la inseguridad; si queremos un Culiacán vibrante y lleno de vida, debemos actuar ahora.

En conclusión, la verbena popular de Culiacán simboliza la resiliencia y la esperanza de su gente. Con esfuerzo y compromiso, podemos reconstruir el tejido social que nos une y devolver a nuestra ciudad el brillo que merece.

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