El rostro de Francisco Alberto Ibarra Fong es de gesto duro, retador, de resiliencia. Acorazado con el dulce amor de su madre Rosa Fong López, ya derrotó la barrera del silencio, ha sorteado infinidad de discriminaciones, escaló los peldaños del saber hasta la cima y además es líder activista.
Ahomense de nacimiento, es culichi de crecimiento y hoy es Premio al Mérito Juvenil en la categoría Cívico o Social, que entrega anualmente el Congreso del Estado de Sinaloa.
Desde que nació venía con sordera. Todo un problema para estudiar. Su madre lo inscribió en preescolar y tuvo la suerte de encontrar a un maestro que aceptó el reto de enseñarle. Desde entonces su progenitora se convirtió en su “maestra sombra”.
Sin embargo, al pasar a primaria no comprendía muchas cosas. Trataba de hacerse entender a señas, pero sus compañeros no entendían. Su buena estrella le sonrió y le puso maestras de apoyo que le ayudaron a aprender, además de que encontró solidaridad en sus condiscípulos.
En secundaria, no tuvo maestras de apoyo, pero si compañeros solidarios que le decía cuando levantar la mano en la toma de lista, además de que le aceptaban para trabajar en equipos y compartir tareas.
Su buena estrella fue opacada por un maestro que hacía los exámenes orales y si no contestaba ¡¡le regañaba!! Las preguntas las anotaba en el pizarrón y debían ser contestadas ¡¡oralmente!!
Una prefecta, de nombre Leticia, volvió a encender su buena estrella. Le dio oportunidad de entregarle las preguntas por escrito y que contestara de la misma forma.
El método lo replicó el resto de docentes y con éxito concluyó este nivel.
El siguiente peldaño fue duro de escalar. Fue rechazado en la primera preparatoria que intentó ingresar.
Fue en Cobaes 27 donde sí le aceptaron, con la suerte de que ahí sí había maestras de apoyo. Un maestro, Leonel, siempre estuvo atento de él. Pero al siguiente año este maestro fue cambiado, y el sufrimiento de no poder entender por ser sordo le generó sufrimiento.
Nuevamente se topó con la falta de empatía de otro maestro. Pero sus compañeros fueron siempre solidarios.
Desde pequeño, Francisco soñaba con ser maestro de educación física, de modo que al concluir la preparatoria se inscribió en la hoy Facultad de Educación Física y Deporte, donde se encontró con la buena sorpresa de que ahí había otros estudiantes sordos, con la ventaja que entre preescolar y preparatoria él ya había aprendido a leer los labios.
Ahí encontró a maestros que les ayudaban a los alumnos sordos a interpretar las enseñanzas de los maestros a través de la Lengua de Señas Mexicana, la cual la aprendió.
En cuanto egresó de la Facultad, Francisco solicitó hacer examen para concursar por una plaza de maestro de educación física. Se preparó con el apoyo de un asesor, lo presentó y quedó en lugar 17 de prelación.

  • ¿Oye, mamá, qué quiere decir eso?, le preguntó a su eterna Maestra Sombra.
    “Mi mamá se puso muy contenta –recuerda– y me contestó: ¡Sí, te eligieron!
    –¿Cuándo?, ¿cuándo?, ¿cuándo?–, le preguntaba porque estaba muy impaciente”
    Al poco tiempo le avisaron por correo que integrara su expediente para trabajar como maestro de educación física en el nivel primaria.
    LA HISTORIA DEL FUTBOL
    “Desde que tenía cuatro años empecé a jugar futbol. A mí me gustaba mucho, veía mucho la tele de los partidos de fútbol y pues recuerdo que mi ídolo era Francia y después el equipo del Pachuca”.
    En este deporte un entrenador le dijo a su mamá que él no servía para el futbol.
    “Yo me enojé mucho y mi mamá me cambió a otro equipo, donde encontró un entrenador que le tomó mucho cariño”.
    La resiliencia de Francisco le mantuvo estoico en este deporte hasta que en 2019 se hizo realidad otro de sus sueños: ser seleccionado nacional, lo que le llevó a Chile y luego a unas paraolimpiadas en Brasil en 2022, en donde junto con su equipo se ganaron el boleto para las paraolimpiadas de Tokio 2025.

EL ACTIVISTA SOCIAL

Francisco no sólo estudiaba y jugaba futbol. El espíritu de lucha que había aprendido de su madre a lo largo de su vida, le llevó a participar en reuniones con otras personas sordas para trabajar por el bien común, con quienes confesó su deseo de impulsar el deporte con ellos y más personas de modo que formaron la Asociación de Deportistas Sordos, de la cual fue electo como presidente fundador, cargo que luego retomó y actualmente tiene.
“Sigo apoyando a todos los jóvenes sordos de fútbol, de voleibol, de básquetbol y hemos ganado muchas medallas. Y eso me gusta, me pone contento y yo siento que lo más importante del deporte es que sentimos que la discapacidad no existe”.

SIGNIFICADO DEL PREMIO AL MÉRITO JUVENIL

Me siento muy orgulloso de este Premio al Mérito Juvenil en la categoría Cívico-Social que entrega el Congreso del Estado y creo que me sirve para mostrar a todos los jóvenes sordos de diferentes generaciones que pueden lograr sus metas.
“Los jóvenes sordos y oyentes somos iguales, tenemos que dar el ejemplo a las futuras generaciones para que se sigan desarrollando y puedan alcanzar sus metas, protegiendo sus derechos y cumpliendo sus sueños”.

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