La vida es irrepetible…Es única… Es el más regalo más grande que, según los religiosos, Dios nos ha otorgado.
Es bella la vida, nuestra vida; Me refiero desde luego a la vida de nosotros, los seres humanos.
Esa vida, plegada de altibajos, que como entes razonables nos obliga a entender que a final de cuentas, hoy somos alguien, y mañana nadie.
Sin embargo, creo que la vida pareciera no ser lo democrática que los mortales quisiéramos, aunque tengo que reconocer que suele estar apegada a una especie de justicia divina a la que al final de nuestro recorrido nos sujeta.
Y es que, para algunas personas la vida suele mostrarse juguetona, obsequiosa, amable, mentirosa, divertida y llena de bondades, mientras que, para otros, no lo es tanto… Ahí lo antidemocrática.
De cualquier manera, la vida, no obstante ser un regalo inesperado y no solicitado, aunque si maravilloso, no es por supuesto para toda la raza humana, ni pura dulzura, ni pura amargura.
La alegría, la esperanza, los sueños, el amor, las ilusiones y los éxitos, cuando son alcanzados, se convierten en el alimento que mayormente la nutre y fortalece.
Caso contrario ocurre con los fracasos, la desesperanza, la desventura y la tristeza, actitudes y sentimientos que la marchitan, la enferman y acortan su tránsito existencial por este mundo.
En todos los campos de nuestra existencia, podemos decir que la alegría dura, mientras la tristeza llega.
LA VIDA EN EL TERRENO DE LA POLITICA.
En el agitado y convulsionado mundo de la política, se podría decir que el gozo y la euforia del arribo y éxito alcanzado dura mientras la desesperanza y la nostalgia de la despedida llegan.
ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR, luchó por muchos años con la esperanza y la ilusión de conquistar la Presidencia de la Republica mexicana, hasta lograrlo.
La vida le regalo ese privilegio, y lo lleno de alegría y beneplácito.
Pero hoy, a casi 6 años de distancia, la vida, amafiada con el tiempo, le está diciendo a su tabasqueño “pasajero” que el espacio presidencial otorgado, debe dejarlo en otras manos.
¿Tan pronto vida?, podría ser la triste y desesperada pregunta de un Presidente que pareciera querer aferrarse a las mieles del poder.
“Son mis reglas, Andrés Manuel”, tendría que ser la obligada y contundente respuesta de su invisible e implacable dueña e interlocutora: Su vida.
AMLO tiene de tal modo que entender que la vida le ha obsequiado días, meses y años de la gloria buscada y lograda, pero que sus reglas se tienen que cumplir, a menos claro, que el todavía Presidente pretenda retar y alterar el pacto existencial con su destino.
Y es que las dulces mieles del poder son adictivas, y quienes las prueban querrán siempre seguirlas degustando, aunque en sus deseos trastoquen los dictados establecidos por ella…Es decir, la vida misma.
Claudia Sheinbaum Pardo quien hoy se ha colocado en el camino sucesorio de AMLO, espera que este entienda que la vida, inexorablemente, como nos da, nos quita…
López Obrador tiene la gracia de seguir contando con el don de la vida, y tendrá que entender que ese regalo de Dios, no requiere ninguna clase de poderes para disfrutarse de manera plena.
Y es que el Presidente tiene que entender, que; Así es la vida… Nos veremos enseguidita.