Hoy nos sumergimos en una de las preocupaciones más latentes de nuestra querida ciudad de Culiacán: la notable ausencia del alcalde Juan de Dios Gámez en momentos cruciales para el municipio. 

En un contexto donde las inundaciones son recurrentes, las tormentas azotan con fiereza, y los vehículos sucumben ante los baches, la presencia y liderazgo del alcalde son más necesarios que nunca. Sin embargo, la realidad parece ser otra. El alcalde Gámez, conocido por ser el ahijado consentido del gobernador, ha dejado su papel de líder municipal en segundo plano.

La Herencia del Apapacho Político

Desde su llegada, respaldado y apapachado por diputados que buscaban congraciarse con el gobernador, Juan de Dios Gámez ha demostrado ser más un símbolo del favoritismo político que un gestor eficaz. Este apadrinamiento político no solo le ha garantizado su puesto, sino que también le ha permitido mantener una actitud despreocupada ante los problemas que aquejan a Culiacán.

Problemas de Infraestructura y Servicios

La situación es crítica: la recolección de basura es ineficiente, los baches proliferan como hongos después de la lluvia, los semáforos no funcionan adecuadamente, y la falta de una estrategia para el desfogue vehicular ha convertido las calles en un caos constante. En este panorama, la figura del alcalde debería ser un faro de esperanza y solución. Sin embargo, su ausencia en eventos importantes y su escasa participación en la resolución de estos problemas son alarmantes.

De Referencia Nacional a Crisis de Agua

Culiacán, que alguna vez fue un referente nacional en la gestión municipal de agua potable, ha caído en desgracia desde la llegada del alcalde Gámez. La calidad y constancia del servicio de agua potable se han deteriorado gravemente, afectando a toda la ciudad. Los ciudadanos, lamentablemente, han comenzado a acostumbrarse a quedarse sin agua, una situación inconcebible en tiempos recientes. Este retroceso es una clara señal de la falta de liderazgo y capacidad de gestión del actual gobierno municipal.

La Crisis del Ayuntamiento

No cabe duda de que el ayuntamiento de Culiacán está atravesando una crisis de liderazgo y gestión. La falta de atención y acción por parte del alcalde Juan de Dios Gámez ha dejado al municipio en una situación deplorable. Los ciudadanos merecen más que promesas vacías y políticas de apadrinamiento. Merecen un líder presente, preocupado y, sobre todo, activo en la solución de los problemas que afectan su calidad de vida.

En resumen, la gestión del alcalde Juan de Dios Gámez necesita una reestructuración urgente. Es imperativo que deje de lado su papel de ahijado consentido y asuma con responsabilidad el rol para el cual fue electo. Culiacán necesita un líder presente, que enfrente los retos y trabaje incansablemente por el bienestar de sus habitantes. La ciudad no puede esperar más.

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