La tormenta de anoche no solo trajo consigo un despliegue de relámpagos y truenos, sino que también desenmascaró una de las fragilidades críticas de nuestra infraestructura: la energía eléctrica. Es alarmante y frustrante cómo, con cada llovizna, nos encontramos sumidos en la oscuridad, y esto plantea uno de los grandes retos para la administración de Claudia Sheinbaum. 

Resulta casi irónico que, en pleno siglo XXI, mientras las familias pasan horas y horas sin servicio eléctrico, el recibo de luz nunca falta. La flexibilidad de antaño, que permitía abonar y negociar para mantener el servicio, se ha desvanecido. Hoy en día, un solo día de retraso puede significar la suspensión inmediata del servicio, sin previo aviso y sin considerar las repercusiones. Las neveras, guardianas de la comida semanal o quincenal de muchas familias, se convierten en cofres vacíos en cuestión de horas.

La lluvia de anoche dejó a un 50% de Culiacán sin luz. La Comisión Federal de Electricidad (CFE), ante esta situación, parece desvanecerse, como si la tormenta también se la hubiera llevado consigo. Y no podemos evitar preguntarnos: ¿Dónde está la respuesta eficiente y oportuna que tanto necesitamos?

Estamos ante un monopolio que no ha permitido que otras empresas puedan ofrecer el servicio eléctrico, limitando así las opciones y, en consecuencia, la calidad. Los ciudadanos nos encontramos en una encrucijada, donde la falta de competencia se traduce en un servicio deficiente y una atención al cliente que deja mucho que desear.

La administración actual tiene la responsabilidad y el desafío de modernizar y fortalecer la infraestructura eléctrica. Claudia Sheinbaum debe priorizar la implementación de soluciones que garanticen la continuidad del servicio, especialmente en situaciones climáticas adversas. La tecnología y los recursos existen; lo que falta es la voluntad y la gestión adecuada para ponerlos en marcha.

Es imperativo que se revise la política de corte de servicio. La electricidad no es un lujo, es una necesidad básica. Dejar a las familias sin luz no solo afecta su comodidad, sino que también pone en riesgo su alimentación y su bienestar general.

En conclusión, es hora de que la administración de Claudia Sheinbaum tome cartas en el asunto y demuestre que es posible ofrecer un servicio eléctrico digno, confiable y accesible para todos. Solo así podremos dejar de temerle a cada nube oscura que asome en el horizonte.

🔦 Luz, por favor. 🔦

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