¡Saludos, amigo lector! Hoy te invito a sumergirte en las turbulentas aguas de la política sinaloense, un escenario donde la falta de oposición se ha convertido en una sombra inquietante y Morena se erige como un coloso imparable.
Desde el año 2018, Sinaloa ha sido testigo de un fenómeno político particular. El otrora poderoso PRI, que durante décadas dominó el escenario político, ha visto cómo sus filas se desmoronan y cómo aquellos que alguna vez juraron lealtad a sus ideales, han ido migrando hacia nuevas tierras. Es aquí donde Morena, un partido que ha demostrado ser una mezcla indomable de tsunami y huracán, ha sabido capitalizar esa desbandada.
Lo que resulta paradójico y hasta irónico es que muchos de los ex-priistas, quienes antaño eran tachados de “vividores, rateros y corruptos”, ahora encuentran en Morena un nuevo hogar y, bajo su manto, una especie de absolución. Este fenómeno no solo ha debilitado la ya precaria oposición, sino que ha permitido que Morena se convierta en un gigante político casi invulnerable en la región.
La falta de oposición efectiva en Sinaloa no es un asunto menor. Sin una fuerza que equilibre el poder, sin voces críticas que cuestionen y fiscalicen, la democracia se ve seriamente comprometida. Morena, con su capacidad de atraer y reconfigurar a los antiguos priistas, ha creado una hegemonía que recuerda a los “buenos tiempos” del PRI, donde la oposición era más una formalidad que una realidad tangible.
La pregunta que muchos se hacen es: ¿qué futuro le espera a la política sinaloense? Con una oposición que parece desvanecerse y una Morena que abraza a todos sin distinción de pasado, el panorama es incierto. Sin embargo, la historia nos ha demostrado que los ciclos políticos son cambiantes y que el poder absoluto rara vez es eterno.
En estas aguas turbulentas, solo el tiempo dirá si surgirá una nueva fuerza capaz de equilibrar el juego político o si Sinaloa continuará navegando bajo el dominio incuestionable de Morena. Por ahora, la marea sigue alta y la oposición, como un barco sin rumbo, se aleja cada vez más del horizonte.
Hasta aquí nuestra reflexión de hoy. Te invito a seguir atento a los vientos del cambio y a no perder la esperanza en que la diversidad política y el equilibrio puedan, algún día, volver a encontrar su cauce en Sinaloa.