La crisis que sacude al Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha alcanzado niveles alarmantes con la reciente aprobación de la reelección de Alejandro Moreno, sumiendo a la organización en un clima de descontento y división interna. Desde que Moreno asumió la presidencia, el partido ha experimentado una constante disminución de puntos y credibilidad en cada proceso electoral, poniendo en riesgo su existencia como fuerza política relevante en México.

La aprobación de la reelección de Alejandro Moreno en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha desencadenado una profunda crisis interna. En la XXIV Asamblea Nacional ordinaria del PRI, la reelección de Moreno fue aprobada sin discusión, permitiéndole mantenerse en el cargo hasta el 2032. Esta decisión ha generado un clima de descontento entre los militantes, quienes cuestionan la falta de transparencia y la ausencia de consenso en la toma de decisiones clave para el futuro del partido.

Desde que Moreno asumió la presidencia, el partido ha experimentado una constante pérdida de puntos y credibilidad en cada elección, poniendo en riesgo su relevancia en la política mexicana. La falta de liderazgo efectivo, transparencia y resultados positivos ha llevado al PRI a una situación crítica, con duras críticas dirigidas a la gestión de Moreno como responsable de la debacle actual.

La reelección de Moreno se percibe como un intento desesperado por mantener el poder y prolongar un liderazgo cuestionado, lo que ha generado descontento y división en las filas del partido. La falta de consenso en la decisión de reelección, tomada de forma unilateral y sin considerar las demandas de renovación de las bases, ha profundizado aún más la crisis interna del PRI y ha avivado la controversia tanto dentro como fuera del partido.

El riesgo inminente de perder el registro como partido político se cierne sobre el PRI, cuya falta de cohesión interna, pérdida de puntos en cada elección y resistencia a los cambios necesarios lo colocan al borde del abismo. La ausencia de una estrategia clara para recuperar la confianza ciudadana y la falta de resultados positivos han sumido al partido en una crisis profunda de identidad y representatividad.

La crisis interna en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se ha profundizado con la renuncia en masa de numerosos cuadros y militantes, quienes ven en Alejandro Moreno un rival interno que no representa los intereses del partido. La falta de cohesión y la percepción de un liderazgo cuestionado han llevado incluso a ex gobernadores a abandonar las filas del PRI en favor de otras fuerzas políticas, como Morena. Ante este panorama, las expectativas de renovación y cambio dentro del partido se han visto frustradas, ya que los periodos de 2018, 2021 y 2024 habían sido considerados suficientes para que Moreno presentara voluntariamente su renuncia, en aras de impulsar una nueva etapa en la historia del PRI.

La reelección de Moreno en medio de esta crisis refleja un estancamiento y una falta de respuesta a las demandas de cambio planteadas por los militantes, poniendo en riesgo la supervivencia del PRI en el panorama político de México.