En medio de lo chairo y lo fifi, se encuentra un amplio sector de la sociedad que no desea ni aspira a formar parte de ninguno de los dos extremos.

En México, la polarización entre dos bandos opuestos, conocidos como “chairos” y “fifis”, sigue siendo una realidad latente. A pesar de que actualmente los llamados “chairos” se encuentran en el poder desde 2018, y los “fifis” dejaron de estarlo después de 90 años, la división ideológica y la confrontación persisten en la sociedad mexicana. En medio de esta dicotomía, se encuentra la ciudadanía libre que busca avanzar sin identificarse con ninguno de estos extremos y que anhela un cambio real y positivo en su entorno.

El término “chairos” se ha utilizado para referirse a aquellos que se identifican con posturas más progresistas y críticas hacia el gobierno y el sistema político en general. Actualmente, este grupo se encuentra en el poder, lo cual ha generado una reconfiguración de la dinámica de poder en el país. Por otro lado, los “fifis” han sido asociados con un estilo de vida más elitista y conservador, y a pesar de haber dejado de estar en el poder después de casi un siglo, siguen siendo un actor relevante en la escena política y social mexicana.

En medio de esta polarización y confrontación, se encuentran los ciudadanos libres, aquellos hombres y mujeres que día a día salen a trabajar con esfuerzo y dedicación. Son quienes sufren para llevar el sustento a sus hogares, quienes luchan por brindarles educación a sus hijos y quienes anhelan tener un hogar digno y seguro. Estos ciudadanos representan la columna vertebral de la sociedad mexicana, son la fuerza motriz que impulsa el progreso y el desarrollo del país, a pesar de no identificarse con los extremos ideológicos que dominan la escena política.

Es fundamental reconocer y valorar el papel fundamental que desempeñan los ciudadanos libres en la construcción de una sociedad más justa y equitativa en México. Estas personas, que luchan día a día por un futuro mejor para ellos y sus familias, merecen ser escuchadas y tomadas en cuenta en las decisiones que afectan sus vidas. Solo a través del respeto, la inclusión y el trabajo conjunto, podremos superar la división y construir un México más próspero y unido para todos sus habitantes.