En el mundo de la política, los cambios y las alianzas son moneda corriente. Sin embargo, cuando estos cambios implican traiciones y deslealtades, el impacto puede ser devastador. En esta ocasión, nos adentramos en el fascinante mundo de los cambios, refuerzos y relevos en el partido Morena, donde los resultados no han sido los esperados.
Morena, con el objetivo de consolidar su proceso político, decidió incorporar nuevos miembros al partido, especialmente aquellos provenientes del PRI. La estrategia parecía prometedora, pero lamentablemente los resultados no estuvieron a la altura de las expectativas. Los priistas que se unieron al partido resultaron ser tan ineficientes que ni siquiera fueron considerados para formar parte de la banda.
Recientemente, el consejo de Morena se reunió para seleccionar a los candidatos a senadurías, diputaciones federales y locales, así como a las alcaldías en Sinaloa. Este momento generó incertidumbre y temor entre los militantes de Morena, quienes temían ser traicionados por su propio partido y ver cómo los recién llegados priistas les arrebataban los puestos que tanto habían trabajado por conseguir.
Sin embargo, para sorpresa de todos, los priistas también se encontraron en la misma situación. Aquellos que habían disfrutado toda su vida de lo que el PRI les daba, olvidando sus ideales y abandonando el barco para sumarse al partido en el poder, se sintieron traicionados por algo que nunca les perteneció al darse cuenta de que ahora eran ignorados por Morena en busca de sus propios intereses.
Nombres como Chano Valle, Gloria Himelda Félix, Cinthia Valenzuela, Ricardo Madrid, Marcos Osuna, Connie Zazueta, Deisy Ayala, Faustino Hernández, Sergio Mario Arredondo, Tany Castañeda, Gabriel Ballardo y otros más, fueron excluidos de los puestos de candidatos. Incluso figuras destacadas como Fernando Pucheta en Mazatlán y Jesús Valdés, quienes creían tener un lugar asegurado en las filas de Morena, recibieron la noticia de que ni siquiera serían tomados en cuenta como suplentes.
La traición y la deslealtad tarde o temprano cobran factura en la política, y a estos personajes les llegó el karma de manera rápida y contundente. Parece que la lealtad en el mundo político es un valor poco apreciado, y aquellos que confiaron en Morena para encontrar un nuevo camino se encontraron con una decepción abrumadora.
Los cambios y las alianzas en la política son inevitables, pero es importante recordar que la lealtad y la confianza son valores fundamentales. La traición y la deslealtad pueden tener consecuencias devastadoras, como lo experimentaron los ex priistas que se unieron a Morena en busca de un nuevo rumbo. Este episodio nos recuerda la importancia de la integridad y la coherencia en la política, y cómo la falta de estos valores puede generar decepción y desilusión en aquellos que creyeron que merecían más de lo que les dio el PRI en su tiempo.