La 64 legislatura en Sinaloa ha sido protagonista de constantes pleitos, acusaciones de corrupción y decisiones polémicas desde sus primeros días. Con un ambiente de confrontación constante, esta legislatura ha dejado mucho que desear en términos de gobernabilidad y representación efectiva para los ciudadanos.
Desde el inicio, los diputados de esta legislatura han protagonizado enfrentamientos públicos, tanto dentro como fuera del recinto legislativo. Los pleitos internos, los desafueros de alcaldes y las acusaciones de corrupción han sido moneda corriente en esta legislatura, generando un ambiente de desconfianza y descontento entre la ciudadanía.
Uno de los principales problemas de esta legislatura ha sido la falta de consenso y diálogo entre los diferentes partidos políticos representados. En lugar de buscar acuerdos y trabajar en conjunto por el bienestar de los sinaloenses, los diputados se han enfrascado en disputas personales y políticas, dejando de lado los intereses de la población.
Además, las decisiones tomadas por esta legislatura han sido cuestionables en muchos casos. Leyes que armonizan pero no funcionan en la práctica, acusaciones infundadas sin pruebas y gastos sin justificación son solo algunos ejemplos de la falta de responsabilidad y transparencia de los diputados.
Súmenle la falta de tacto de sus encargados en vinculación, que hacen lo que quieren como quieren y todo avalado por no sé quién, provocando así molestias en muchos de los asistentes al congreso.
La reciente polémica sobre la toma del congreso y la cancelación de la comparecencia del gobernador Rubén Rocha Moya es solo la punta del iceberg de los problemas que aquejan a esta legislatura. La falta de respeto hacia la autonomía del poder legislativo y la utilización de la provocación como estrategia política demuestran la falta de madurez y compromiso de los diputados.
En resumen, la 64 legislatura en Sinaloa ha sido un caos sin precedentes. Los constantes pleitos, acusaciones de corrupción y decisiones polémicas han generado un ambiente de desconfianza y descontento entre la ciudadanía. Es necesario que los diputados de esta legislatura reflexionen sobre su papel como representantes del pueblo y trabajen en conjunto por el bienestar de los sinaloenses. De lo contrario, esta legislatura pasará a la historia como una de las más problemáticas y poco efectivas en la historia de Sinaloa.