No podía durar para siempre, ni siquiera los 3 años. La dictadura en el Congreso de Sinaloa, liderada por Feliciano Castro, ha llegado a un punto en el que ya no podía ser soportada, cuando menos los directamente afectados, no podían continuar con su pecho siendo bodega.
En el asunto que definió que los pueblos originarios de nuestro estado no tuvieran representación con voto en los Cabildos municipales, las voces fueron claras, contundentes, inconfundibles, concretas, directas, “estás mal Feliciano”.
No intentaré explicar si legal o legislativamente se cometió un error, ni es necesario presentar la larga lista de argumentos que esgrimieron los Diputados que se manifestaron en contra. El varón en comisiones y las mujeres, mucho más valientes, con mayor gallardía, admirable reciedumbre; en tribuna en el pleno. El Presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas no asistió a la sesión extraordinaria.
Tal como lo dijera una de las valientes Diputadas, no sabemos si el Diputado Martín Vega Álvarez, Presidente de la Comisión de Comunidades y Asuntos Indígenas, estuvo ausente de la sesión por amenazas, miedo o coacción. Deseando que no sea por problemas de salud.
Lo que sí sabemos con certeza es que no está de acuerdo con el dictamen de comisiones unidas ya que lo votó en contra en la reunión de las mismas.
Pero no podemos perder de vista los siguientes elementos.
Por dignidad, respeto a su propia sangre, su propio origen, vergüenza y amor propio, los 3 Diputados que se identifican como acciones afirmativas de inclusión de las primeras naciones, están en contra de lo que se aprobó en la sesión extraordinaria. 2 son de Morena.
A ellos se unieron una Diputada sin partido y otra Diputada de Morena, no identificada como integrante de algún pueblo originario.
Finalmente la votación fue 28 a favor, 8 en contra y 4 no votaron pues no estuvieron en el recinto legislativo.
Y aunque, para tratar de minimizar los efectos adversos que vulgarmente llamamos represalias, más con la personalidad del dueño del Congreso, hayan tenido que aclarar que no es un problema con la Junta de Coordinación Política, y menos con el patrón de la misma, no se podían permitir estar de acuerdo y eso potencia la disculpa pedida por la Diputada Deisy Judith Ayala Valenzuela al haber votado a favor en comisiones unidas.
Las Diputadas dejaron claro que las comunidades indígenas quieren voz y voto, que existe en otros estados, que hay decisiones judiciales a favor, que es lo que pide el pueblo “bueno y sabio”, que el tema de las comunidades indígenas sobrepasa a los partidos políticos, que las comunidades indígenas no quieren nada con los partidos, que el pueblo manda, que esta reforma, además de tardía es ridícula.
Si te están diciendo que este dictamen traiciona los principios de Morena y la guía y visión del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que la deuda histórica con las primeras naciones es extraordinariamente grande, que contradice los estatutos de su partido, que voz sin voto es darles atole con el dedo.
Si te están diciendo que el “Parlamento Abierto” está quedando en un circo de mentiras y quedadera de bien, lleno de falsedad y de engaño.
Si cuatro Diputados de tus simpatizantes están diciendo: “estás mal Feliciano, no seas necio”.
Si la votación fue mayoría sí, pero con 28 a favor. Se acabó la unanimidad o mayoría en la que solo quedaba fuera el PAS.
Esos pechos que se habían convertido en grandes bodegas en las que se callaban, aceptaban mentir con tal de quedar bien con el “jefe”, solo mostraban caras desencajadas al tragar gordo, pero no se atrevían a expresar públicamente su sentir; se vieron colmados, ahogados y superados por la dictadura que parecía perfecta.
Además de todo lo anterior, se abrió una puerta para no quedar tan mal. El PAS, en voz de la Diputada Elizabeth Chía Galaviz, presentó una moción suspensiva para que el dictamen regresara a comisiones, lo que le hubiera dado tiempo, oxígeno y posibilidades para negociar y salir mejor librado. Pero la necedad es mucha y las ganas de demostrar de quién son los chicharrones que más truenan, es mayor.
Ante esta experiencia, después de esta sesión, quedando mal con los pueblos indígenas, mostrándose las cuarteaduras de la bancada morenista, con el rumor de que ya quedó fuera de la carrera por la Senaduría; confirmando el refrán de que “Chango viejo no aprende maroma nueva”, no aprende el “patrón”, solo nos queda la esperanza de que no hay mal que dure cien años, y a este solo le quedan 13 meses. Eso creo yo.