La falta de transparencia y los escándalos de corrupción en Sinaloa, han dejado al trabajo legislativo en estado de coma. Parece que los diputados están más interesados en hacer travesuras y jugar al escondite con la verdad que en cumplir con sus responsabilidades.

La reforma a la ley de Educación fue como un chiste malo que salió mal. En lugar de quitarle poder al rector y a Melesio Cuen, solo lograron que la Universidad Autónoma de Sinaloa se amparara y desatara una tormenta de acusaciones sobre gastos absurdos. ¿18 millones de pesos en tortillas? ¡Qué broma tan cara!

Pero eso no fue todo, los diputados morenistas se llevaron una sorpresa cuando la UAS decidió llevar el caso a tribunales. ¡Se les acabó el juego! Y como si fuera una competencia de payasos, las acusaciones no tardaron en llegar. Robo de cheques, empleados en la cárcel, ¡esto parece un circo!

La falta de transparencia en los gastos del Congreso del Estado es otro chiste de mal gusto. El jefe de seguridad del Congreso gastando más de 137 mil pesos en viáticos, ¡y la mayoría en gasolina! ¿Acaso está asegurando la seguridad o financiando una carrera de autos?

Y los diputados tampoco se quedan atrás en el show de la corrupción. Gastando más de 100 mil pesos en vuelos que no sirvieron para nada, ¡qué derroche! Parece que les gusta volar alto, pero sin aterrizar en resultados concretos.

El diputado aliancista Luis de la Rocha, ha sacado a relucir todas las travesuras del Congreso. Préstamos a los trabajadores y diputados, nepotismo, cheques extraviados y cobrados, autopréstamos, gastos de viáticos irregulares, ¡parece que no hay límites para la creatividad de estos payasos!

La disputa entre Pedro Lobo y Gene Bojorquez es como una pelea de gallos en el circo. Uno pide el desafuero del otro, mientras el otro lo acusa de tener relaciones sexuales en las oficinas del Congreso. ¡Qué escándalo! Y para rematar, Lobo lleva tacos preparados con tortillas de millones de pesos. ¡Qué buen chiste!

En pocas palabras, el buen juez por su casa empieza y si van a pedir transparencia a la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), deben hacer lo propio para no quedar como payasos.

En medio de este circo, el trabajo legislativo está en pausa. Parece que los diputados están más ocupados en hacer reír a la gradería que en cumplir con su deber. Y mientras tanto, la ciudadanía está cada vez más descontenta y desconfiada.

Es hora de que los diputados dejen de hacer payasadas y tomen acciones concretas para restaurar la confianza de la ciudadanía. Una auditoría exhaustiva de los gastos y finanzas del Congreso del Estado es el primer paso. Y no solo eso, también se necesitan reglamentos más estrictos, comités de ética y transparencia, y una rendición de cuentas clara y accesible.

Además, es fundamental fortalecer la participación ciudadana en el proceso legislativo. Los ciudadanos merecen tener voz y voto en las decisiones que los afectan. No más decisiones tomadas a puerta cerrada, es hora de abrir el circo y dejar que todos participen.

Y por último, los partidos políticos y los diputados deben asumir su responsabilidad en la lucha contra la corrupción. No basta con denunciar, es necesario promover una cultura de integridad y transparencia en la función pública. No más travesuras, es hora de trabajar en serio.

En conclusión, el trabajo legislativo en Sinaloa está más cerca de un circo que de una institución seria. La falta de transparencia y los escándalos de corrupción han dejado a los diputados en ridículo. Es hora de que dejen de hacer payasadas y empiecen a trabajar en serio. La ciudadanía merece un Congreso transparente y responsable.