La reciente salida de militantes del PRI en Sinaloa, ha dejado una pregunta en el aire: ¿fue el partido víctima de sus propios políticos? La realidad es que la mayoría de ellos ya estaban con Morena, incluso fueron parte de la entrega. Su miedo a ser borrados de la nómina y seguir el camino de su líder Quirino Ordaz les importó poco. Sin vergüenza, ni dignidad alguna, abrieron las puertas para que Morena entrara. Fueron ellos mismos, con sus acciones y abandono de quienes los llevaron al poder, quienes acabaron con el PRI después de muchos años.
Pero si el PRI tuviera estrategia, ¿no podría haber usado a estos políticos como filtro? La dirigente del partido en su afán de menospreciar a los que se van puso las urnas diciendo “el que quiera que se vaya”. Muchos que aún podían darle vida no tardaron ni fueron perezosos al decir “vámonos”. Seguramente le tomarán la palabra depositando su renuncia en la caja guinda.
Esto hace pensar que si no es un resbalón de la dirigente, es una instrucción del líder nacional. Pareciera que fue el acuerdo con AMLO: “Yo me encargo, tú déjame”. “Para destruir no hay nadie mejor que yo”, ha de haber dicho Amlito. Lo digo porque no veo qué pueda motivar a Paola Garate para cometer tremenda pifia y retar a los pocos militantes que le quedan.
En conclusión, el PRI parece haber sido víctima de sus propios políticos. Pero ¿qué pasará con los que se quedan? ¿Podrán recuperar la confianza de sus votantes o seguirán perdiendo terreno ante un Morena que parece estar más consolidado que nunca? Solo el tiempo lo dirá.
La desbandada priista continúa y cada vez se hace más evidente. La llegada de Paola Garate y Bernardina Antelo no ha representado un daño real al partido, pero la salida de Jesús Valdés y Marcos Osuna, sumados a los 45 operadores políticos del norte que también se fueron en respaldo a la decisión tomada por Osuna, podrían ser un golpe más fuerte. Chuy Valdés cuenta con muchos seguidores y seguramente no faltarán dos o tres que quedarán bien al seguirle los pasos.
Sin embargo, hay que reconocer que Chuy y Marcos disfrutaron de las mieles del dedazo y que el PRI está desmoronándose. Ya no pueden hacer lo que quieren y los tiempos son morenos para ellos. Saben que representan un espacio menos para los fundadores y que los tiempos han cambiado. Es importante que el partido reflexione y se reinvente para poder recuperar la confianza de la ciudadanía y volver a ser una opción real de gobierno.
Puestos:
Jesus Valdés fue funcionario municipal, diputado local y federal, alcalde de la capital, secretario de Agricultura con Quirino y presidente del Instituto al que hoy renuncia, y todo eso gracias a la bendita línea. Mientras que a Marcos Osuna lo recordamos como diputado local, presidente del CDM y subsecretario de Desarrollo Social, y subsecretario de la secretaría general de gobierno. Sin embargo, hay que reconocer que Chuy se portó bien aún cuando el trato fue muy malo y Marcos aguantó la embestida de los aliados de la dirigencia entrante.