Independientemente de cualquier observación que se pueda hacer a la Ley de Educación Superior del Estado de Sinaloa, los principales problemas, y lo que causa el mayor conflicto, es lo que NO se incluye en la Ley General de Educación Superior y que tiene que ver con la consulta y la comparecencia.

La segunda mitad del párrafo tercero y el párrafo cuarto del artículo 3, NO aparecen en la Ley General y son síntomas inequívocos de un deseo desquiciado, urgido, aprensivo y obsesivo por imponer un conjunto de ideas, que no deberían asustarnos, si no fueran manejadas de manera enfermiza.

Como dice el título, el problema no es la consulta, es la forma. Revisemos el texto de la segunda mitad del párrafo tercero:

“…Toda consulta para modificar las leyes orgánicas a que se refiere este artículo será convocada y organizada por el Congreso del Estado conforme a los parámetros, lineamientos y metodología que este considere pertinente…”

¿Encuentra usted la sed de poder? ¿Encuentra usted al ente desesperado por saciar su necesidad de venganza?

Le repito, esto NO es parte del artículo correspondiente en la Ley General de Educación Superior, esta es la tropicalización para Sinaloa. Es la versión que quiere imponer quien tiene la errónea idea de que por siempre jamás va a gobernar el mismo partido que lo hace ahora y las mismas personas que gobiernan hoy.

Insisto, el problema no es la consulta. Lo que no hay que permitir es que exista la posibilidad de que, tan rápido como se mueve la ruleta del poder político y de las mayorías legislativas estatales, se puedan imponer ideas en las universidades públicas.

Hoy la mayoría en el Congreso del Estado de Sinaloa es de Morena, hace 5 años era priista ¿Cuánto va a tardar para ser de otro partido? ¿Correremos el riesgo de estar a expensas de los traumas de quien se apodere del Congreso sinaloense? ¿Serán las Universidades Públicas rehenes de quien subyugue a los Diputados Locales de nuestra entidad? Por la falta de valor de los Legisladores para hacer pública su inconformidad ¿También sufrirá la educación superior?

Junto con lo anterior está la duda del rigor científico, metodológico y estadístico con el que se realice la consulta. Difícilmente me puede alguien convencer de que entre los 40 Diputados existan los suficientes con la preparación y experiencia académica como para entender a ciencia cierta de qué se trata dicha consulta.

Para esos niveles y para tener esos alcances, no basta con haber terminado una carrera universitaria, y entre nuestros Diputados, de acuerdo a la propia información del sitio web del Congreso, de quienes se han manifestado a favor, o no han dicho lo contrario, solo 9 poseen un posgrado y solo 1 un doctorado.

Entre los demás hay varios que no llegaron a las facultades o no concluyeron su carrera ¿En qué manos pretenden depositar el destino de la Educación Superior sinaloense?

Para que no haya sentidos, le comento que, de los 5 Diputados del PAS, 3 tienen estudios de posgrado y todos son profesionistas.

Hay otro factor que es conveniente tomar en cuenta. Teniendo como parámetro las consultas realizadas por Morena para la elección de candidatos, le pregunto ¿En cuál de esas consultas quedó claro quién fue el vencedor? ¿Se enteró usted de la metodología y los lineamientos que llevaron a tal o cual individuo a ser presentado como candidato de Morena? ¿Considera que hubo transparencia en dichas consultas?

El riesgo es latente. Quienes han mostrado la mayor opacidad e ineficiencia en la realización de consultas, hoy quieren ser quienes definan los parámetros, lineamientos y metodología que ellos mismos consideren pertinentes.

Imagine la o las preguntas que le harán a la comunidad universitaria. Me viene a la mente ¿Quieres democracia en la UAS? ¿Quién puede contestar que no a esa pregunta?

Es tan absurdo como preguntar si queremos que se enjuicie a los expresidentes que hayan cometido delitos contra la nación. Así de ridículo. Pues claro que queremos, pero, eso no ha sucedido y ya casi se va quien lo prometió.

A este tema todavía le quedan muchas aristas y seguiremos intentando entenderlas para compartir con usted lo que se vaya desmarañando. Mientras tanto, seguimos pendientes y deseosos de que las Universidades Públicas de Sinaloa sean tratadas con el respeto que merece su autonomía. Eso creo yo.