La semana que acaba de terminar se tenía agendada una visita del Diputado Feliciano Castro Meléndrez a la Mesa de Análisis, a la cual no asistió, y nos dejó con muchas dudas que queríamos despejar y solicitudes que hacer en dicha conversación.
Claro está que el tema de la Universidad Autónoma de Sinaloa y el burdo intento por violar la autonomía universitaria es parte de los pendientes.
Sin embargo, hay otros dos temas que es provechoso aclarar para que no haya confusión, malos entendidos, ni lavado de manos, al estilo de Pilato.
El primero de esos asuntos es la férrea lucha del propio Diputado Castro Meléndrez acerca de la devolución de la democracia participativa a la comunidad universitaria, junto a sus pocos secuaces y los que esconden la cabeza para que, de ser posible, no sepamos que están allí, esperando la orden para votar según les sea indicado.
Para aclarar este asunto le presento un fragmento del texto del Dr. Carlos Karam Quiñonez, actual Director General de la Coordinación General para el Fomento a la Investigación Científica y la Innovación del Estado de Sinaloa (CONFÍE).
En su escrito, “La Elección de autoridades de la UAS”, el Dr. Karam nos da argumentos que cambian la perspectiva de lo que significa el rasgado de vestiduras de Feliciano Castro en la búsqueda de la democracia participativa en la que profesores, estudiantes y trabajadores voten de manera directa por la persona que consideran debe ser el Rector de la UAS.
La nueva administración (1993-1997), por acuerdo del Consejo universitario, y consiente del principio de oportunidad, aprovechando en parte los resultados del Congreso Universitario celebrado en 1992, envió una iniciativa de ley. El 16 de diciembre del año de 1993, a través del decreto número 230, se emitió una nueva Ley Orgánica para la UAS. Si bien este ordenamiento incluía una serie de preceptos que posibilitaban el relanzamiento académico de la institución, en lo relativo a la elección de autoridades, su artículo 37 establecía que: “[…] El Rector Titular será electo por el H. Consejo Universitario de una terna que, previa auscultación entre los diferentes sectores de la comunidad universitaria, presentará la Comisión de Méritos Académicos y Universitarios. Esta auscultación, en ningún momento significará una elección directa o universal del Rector”.
Es importante llamar su atención hacia el detalle de que el Secretario particular de Rectoría de la Universidad Autónoma de Sinaloa (1989-1994), periodo en el que se hizo la modificación a la forma de elección del rector mencionada en el párrafo anterior, era el mismísimo Feliciano Castro Meléndrez. El Rector 1993-1997, el actual Gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya.
En esta publicación que forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, queda claro que, el primer interesado, en la historia de la UAS, de llevar la elección del Rector al Consejo Universitario fue el Dr. Rocha Moya, muy cerca de él Feliciano Castro.
Ahora el Presidente de la Junta de Coordinación Política de la LXIV Legislatura del Congreso de Sinaloa y Coordinador del Grupo Parlamentario de MORENA en la misma, llama a hacer todo lo contrario.
Por elemental congruencia, lo primero que debe hacer el Diputado Castro, si tan convencido está de la necesidad de reponer la democracia participativa, es pedir perdón a la comunidad universitaria por haber sido parte del grupo de funcionarios que inicialmente se la quitaron.
Si de verdad pretende que creamos que es congruente en su hacer y su decir, debe aceptar que se equivocaron, que no es lo correcto y que ahora se da cuenta de que fue un error el que cometieron al proponer, y lograr, la modificación a la Ley Orgánica que le daba la decisión al Consejo Universitario sobre la elección del Rector.
De no hacerlo, queda claro que solo se busca el poder y que cuando él y su pandilla lo ostentan, entonces y solo entonces, es correcto que un grupo tome las decisiones y que sea la democracia representativa la que valga. Que las decisiones se tomen en base a sus intereses no hay problema, pero que nadie se interponga porque entonces sí hay que tomar las armas.
O si de plano se acuerda de que él sí quería que el Rector fuera electo por el Consejo Universitario, que se haga a un lado, que respete la autonomía, la actual Ley Orgánica de la UAS y simplemente acepte que las cosas son como él, en 1993, quería que fueran.
Nada habría de asombrarnos que, de lograrse el cambio en la Ley Orgánica, y de llegar sus allegados a los espacios de dirigencia universitaria, de nuevo pugne por regresar al nombramiento por el Consejo Universitario. No olvidemos los casos de sus candidatos, en dos ocasiones, a las Presidencias Municipales de Culiacán y Mazatlán. En ambos casos cambió de opinión muy rápido para que primero fueran buenos, después malos y después otra vez buenos, para finalmente ser tan malos que hubo que removerlos del cargo.
En las elecciones posteriores a la de Rocha Moya, y hasta la anterior a la de Víctor Antonio Corrales Burgueño, la Ley Orgánica fue violentada. En términos de Karam Quiñonez, “la inercia política atropelló a la Ley”.
Le dejo para consulta lo sucedido en los nombramientos de Rector entre Rocha y Corrales, en las páginas 237-238 de la misma publicación.
El segundo tema del que vale la pena abundar es el relativo a la pertenencia universitaria del Diputado Feliciano Castro.
Si hace 5 años me hubieran presentado este escenario, en el que el principal opositor de la UAS es jubilado de la misma, no lo hubiera creído. Pero solo hay que rascarle poquito para encontrar las inconsistencias de dicha jubilación, dinámica por supuesto.
El Diputado Castro Meléndrez aparece en la nómina universitaria, que está abierta y transparente para cualquiera que desee consultarla; como Pago por Jubilación a Profesor e Investigador de Tiempo Completo Asociado D.
Según el portal del Congreso Local, el Presidente de la JUCOPO tuvo una participación como trabajador activo de la Universidad Autónoma de Sinaloa, del año 1977 al 2004.
Sin embargo, fue jefe de planeación del Centro Regional de Capacitación del Sector Campesino del INCA-Rural, sede Zacatecas de 1986 a 1987. Y participó en la Presidencia Municipal de Fresnillo en los años 1987 al 1989.
De 1997 al 2004 hay 27 años, pero descuente los 4 que vivió, trabajó y fue funcionario público en Fresnillo. A mi no me salen las cuentas para completar los 25 años para alcanzar la jubilación, de acuerdo a los requisitos que se pedían en esa fecha.
Antes de que se le ocurra la idea de afirmar que daba clases por zoom, le ratifico que dicha plataforma se lanzó hasta el año 2011. Por aquello de la mitomanía.
También sería necesario que Castro Meléndrez pida una disculpa a la comunidad universitaria por haber usado sus “influencias” para lograr una jubilación de dudoso merecimiento y regresar a las aulas los años que le falten por completar.
Cabe señalar que el texto en referencia a la Presidencia Municipal de Fresnillo, Zacatecas, dice “Presidencia”, lo que no necesariamente significa “Presidente”.
Esta imprecisión genera sospechosismo ¿Quiere que creamos que fue Presidente Municipal? ¿Lo fue? Si sí lo fue ¿Por qué no escribir “Presidente”?
Ser parte de una administración municipal puede darse en muchísimas posiciones. No sería nada despreciable que haya ocupado el puesto de Regidor, Secretario del Ayuntamiento o cualquier otro. Tal vez fue trabajador de aseo y limpia, muy digna y necesaria labor, pero que no se avergüence y que lo diga, con todas sus letras. Eso creo yo.