La publicación de la Ley de Educación Superior del Estado de Sinaloa ha generado un ambiente en el que se muestran actitudes similares a las vistas en la peor época del enfrentamiento entre la UAS y el Gobierno sinaloense.

Me hubiera resultado imposible imaginar que llegaríamos a un momento en el que, quienes enfrentaron como cabezas universitarias los ataques del entonces Gobernador, Antonio Toledo Corro, ahora, desde el lado opuesto, sean quienes buscan el retroceso al interior de la UAS, particularmente en el proceso de elección de la máxima autoridad.
Es innegable que hay mucho que mejorar en la UAS, siempre hay mucho que corregir, pero, la estabilidad laboral, de espacios y tiempos para la investigación, la práctica del deporte, la innovación, la docencia, la divulgación, la difusión de la cultura, la labor comunitaria, y muchos etcéteras; tienen un valor mucho, pero mucho más allá de los intereses políticos de quienes quieren que volvamos a los procesos de elección, con sus conocidas campañas políticas y todo lo que ellas implican.
Para tratar de dar luz a la forma como se mide a la UAS, y deberían medirse quienes ahora la quieren llevar varias décadas atrás, le presento 3 ejemplos.
El primero de ellos es la pandemia de COVID.
¿Qué hubiera hecho el Gobierno de Sinaloa sin la UAS?
¿Cómo hubieran enfrentado al coronavirus sin el personal y los estudiantes universitarios?
Qué rápido se les olvidó la enorme y extraordinaria labor que desarrollaron los estudiantes del área de la salud y lo que dependieron de ellos para mitigar el efecto de esa crisis sanitaria.
Ya no se acuerdan que los únicos que tenían los ultra congeladores necesarios para conservar el biológico para inocular contra el COVID era la UAS y que inmediatamente se pusieron a disposición del sector salud.
Imagine qué hubiera sucedido si en el momento de mayor urgencia hubiéramos estado en proceso electoral en la Universidad.
Hasta allí lo voy a dejar porque, si entramos en el tema de los sacrificios humanos, de los maestros y jóvenes que se pusieron al frente en esta batalla sanitaria, sería demasiado largo el necesario y merecido reconocimiento que hay que hacer, y no olvidar.
El segundo ejemplo sobre el que es ineludible reflexionar, hablando de la vara con la que se pretende medir a la UAS, es el asunto de la democracia directa, en demérito de la democracia representativa.
El más claro ejemplo de la aplicación de la democracia representativa es el propio Congreso del Estado.
Cada uno de los Diputados personifica a miles de ciudadanos, hayan votado o no por ellos. Esto es, su voto ante cualquier propuesta que se haga al seno del poder legislativo, lo emiten a nombre de todos los sinaloenses que vivimos en el distrito local por el cual contendió. En el caso de los Diputados de representación proporcional, lo hace como portavoz de los miles de electores que decidieron apoyar al partido político que lo postuló para ocupar dicha curul.
Lo mismo sucede con los Consejeros Técnicos en las Unidades académicas de la UAS y en el Consejo Universitario, que son electos por los estudiantes y maestros.
Ante tanto interés mostrado por nuestros Diputados de que se ejerza la democracia participativa, le pregunto a usted ¿Ha recibido en su colonia la visita del Legislador de su distrito para preguntar su opinión acerca de alguna iniciativa que se haya presentado en el Congreso de Sinaloa? ¿O en ese caso sí es válida la democracia representativa? Llevada por nuestros Diputados al extremo de la separación total de sus electores.
El tercer y último ejemplo que quiero citar es el de los Presidentes Municipales pluris.
Jesús Estrada Ferreiro y Luis Guillermo Benítez Torres fueron reelectos para gobernar los municipios de Culiacán y Mazatlán. Ellos son los alcaldes constitucionales y legítimos.
Por las razones que usted quiera, políticas, de malos manejos, celos, coraje, imprudencia, envidia, y cualquier cosa que pueda usted imaginar, fueron removidos.
Y entonces ¿En dónde quedó el interés por las elecciones con voto universal, libre, directo y secreto de todos los involucrados?
¿Por qué no hubo elecciones constitucionales para el nombramiento de quienes ocuparían esas Presidencia Municipales por más de 2 años? En un periodo de 3.
Los Alcaldes pluris fueron designados con 40 votos, dejando a un lado los cientos de miles que prefirieron a Estrada o Benítez.
¿Qué hubiera pasado si lo hubieran llevado a elección constitucional? Peor se la pongo ¿Qué hubiera pasado si hubieran llevado a elección a Estrada Ferreiro contra Gámez Mendívil y a Benítez Torres contra González Zatarain?
Son muchos, pero muchos, los bemoles de lo que está sucediendo a causa de la pretendida, muy forzada y no suficientemente justificada reforma a la Ley Orgánica de la UAS. Quedan pendientes los errores e imprecisiones en las que se cayó al pretender poner destinatario a los desvaríos integrados en la nueva Ley de Educación Superior del Estado de Sinaloa y muy evidente la falta de claridad en el uso de la misma vara para medirse a sí mismos, tal como se busca medir a la UAS.
Son muchas las pifias en las distintas iniciativas que fueron presentadas con el propósito de modificar la forma como ahora se dirige a la Universidad Autónoma de Sinaloa. Una cosa sí debe quedar clara: no queremos volver a los 80, lo que queremos es la visión de futuro con la que cada día acudimos a las aulas y a los espacios universitarios. Eso creo yo.