Hace unos días tuve una muy interesante conversación con un estimado amigo, de esos que se las saben de política. Me comentó una teoría de por qué MORENA se ha convertido en un partido que ha logrado llegar a gobernar gran parte del territorio mexicano.

La plática comenzó con las quejas de otro acompañante que, al considerarse morenista “de los de a deveras”, de los fundadores, de los que “dieron su vida en las calles”, aquellos a “los que tildaban de locos”, de los que invertían su poco salario en el movimiento, y que, por supuesto, ahora se sienten relegados.

El quejumbroso decía que tal y cual personaje no son morenistas, que son del PRI, que son del PRD, que son del PAN, no de MORENA. “Los de MORENA somos nosotros, yo y mi familia, los que andábamos en el principio, los que entendemos lo que dice el Peje. Esos que mencionan son arribistas, llegaron cuando ya todo estaba listo, nos agandallaron, se quedaron con el partido y con los puestos. Ahora ni nos dejan participar, ponen las reglas y las cambian a su conveniencia. Benefician a sus amigos, parientes y allegados”.

El compañero que le mencioné al principio, después de escuchar lo anterior, inició una explicación que, estando o no de acuerdo, no deja de ser interesante.

Dijo el camarada: “La Teoría de la Inactividad Servil”, que se supone inicia con la llegada de los españoles al Continente Americano, refleja la forma como los mexicanos hemos aceptado al Presidente López Obrador y su movimiento-partido.

Es tal la afectación en la idiosincrasia mexicana que, lo que ahora se busca, se sigue y se apoya, es lo que supuestamente se odia, se desprecia y se trata de erradicar.

Agregó que, si hiciéramos un viaje en el tiempo, a finales de los años 70 y la primera mitad de los años 80, del siglo pasado; podemos hacer una recopilación de los personajes del PRI, educados con esa filosofía, de ese partido en esa época, y veremos que son los que hoy lideran en este gobierno de MORENA. Por supuesto se incluye a quienes acompañaron en la transición del PRI al PRD y ahora a MORENA.

Parecieran haber sido arrancados de aquella época y colocados en la nuestra para, después de las necesarias adecuaciones, darles a los mexicanos lo preciso para sentir que ya no requieren pensar, solo esperar que los que gobiernan tomen las decisiones y les envíen lo que les toca “por ser parte del movimiento”, aunque lo único que hagan sea “estirar la mano”.

Precisó que las adecuaciones no fueron pocas ni poco pensadas. Los avances en la tecnología de la información y la comunicación, obligaron a crear complejos proyectos ideológicos, basados en frases comunes fáciles de digerir.

¿Quién no entiende cuando se menciona que “antes” había “piquete de ojo” en los beneficios sociales? Por ejemplo.

Y algo tan simple se convierte en un medio de control que se da mediante tarjetas bancarias que toma un programa creado por el gobierno de Felipe Calderón, pero que inició el ex candidato presidencial perredista Andrés Manuel López Obrador, quien instituyó la entrega de 750 pesos al mes a los mayores de 70 años que habitaban en la ciudad de México.

A partir de agosto de 2021 se activó la pensión universal para mayores de 65 años y su operación quedó a cargo de la Secretaría de Bienestar. Es así como el padrón de derechohabientes de esta pensión, creció a 10 millones de personas adultas mayores.

Al dárselo a todos, los que entran en la categoría, se crea la ilusión de justicia social, aunque sea solo eso, una ilusión.

Desde su punto de vista, la justicia no llega a ningún otro lugar, pero, la imagen creada, la ilusión pues, es de mucho peso y difícil de refutar.

Y es que, dijo, se posee la verdad absoluta, aunque nadie esté seguro de cuál es esa verdad ni de qué es la Cuarta Transformación.

Dicha verdad se tiene que obedecer en aras de un proyecto de nación que es difuso, no tiene reglas claras, solo ideas generales, pero el que se atreva a cuestionar al proyecto, simplemente es un traidor y “todos” tienen derecho a juzgarlo y señalarlo ya que, queda claro quiénes son los que apoyan a la 4T y quiénes no.

Concluyó diciendo que ellos no roban, no mienten y no traicionan y si alguien los acusa de hacerlo es un mentiroso, ratero, traidor.

Cualquier declaración es resultado de una acción honesta a toda prueba, la prueba está en sí misma, en que se es honesto, no hay nada más que se tenga que argumentar.

El control es férreo, centralizado, es el PRI de finales de los 70 y principios de los 80, pero es lo que la gente añoraba y agradece que haya regresado. El nombre y las personas es lo de menos.

Podemos estar de acuerdo o no, pero, no deja de ser interesante este análisis. Eso creo yo.