Cuando hemos visto y vivido, en 2 ocasiones, lo sucedido el pasado jueves negro, no hay manera de que me convenzan de que todo está bien. No está bien hoy, ni lo estará mañana.

El inicio de la operación para el arresto logrado el 5 de enero, inició con la confidencialidad necesaria para que no se enteraran los mandos estatales y municipales de seguridad pública de Sinaloa. Indudablemente, debido al grado de confianza que se tiene en ellos por las posibles filtraciones y complicidad de la que sospechan las fuerzas federales.

Quienes despertamos revisando las noticias, desde muy temprano nos dimos cuenta del caos que azotaba nuestro estado. Algunos tuvimos la fortuna de no tener que salir, no fue la suerte de todos.

Aquellos que no se enteraron, los tomó ya en la calle o es parte de su labor; tuvieron que sufrir las consecuencias. Las consecuencias de la mala planeación, de la falta de inteligencia y la falta de interés.

Dígame usted si no era fácil imaginar que sucedería lo mismo que el 17 de octubre de 2019 ¿Faltó imaginación para pensar que había que resguardar las mismas vías, las mismas esquinas, los mismos cruceros, las mismas colonias? ¿O solo pensaron en que no corrieran riesgo las familias de los militares? Una cosa era necesaria, pero sin dejar de ver la otra.

Enfrentarían al mismo grupo, con las mismas o mejores armas, con los mismos o más elementos, con las mismas o más unidades, en la misma ciudad, con los mismos riesgos.

Que el operativo fuera muy temprano en la mañana no evitó la gran cantidad de carros despojados y destruidos, la gran cantidad de camiones robados y quemados, la gran cantidad de rutas bloqueadas y los daños, los daños, los daños.

Ya son 3, sí, 3 las ocasiones en que tenemos que sufrir la falta de seguridad en nuestro estado. Los 2 jueves negros y la elección constitucional de junio de 2021.

¿Quién va a responder por los daños de cada uno de esos hechos? Las afectaciones materiales, legales, del estado de derecho, sicológicas y morales.

No basta con decir que ya todo está bien y que se “garantiza” la seguridad.

¿Cómo la garantizan? ¿Cómo lo hicieron el 2019, el 2021 o el jueves pasado?

Es verdad que Sinaloa también es cultura, también es gente trabajadora, gastronomía, paisajes, agricultura, pesca, música, gente buena, deporte y ciencia. Pero no me digan que el 17 de octubre y el 5 de enero fueron solo producto de mi imaginación. Porque junto con el 6 de junio, nos dicen que también es algo más.

¿Quién va a reponer el carro despojado? ¿Quién va a regresar los celulares robados? ¿Quién me va a regresar la confianza en la policía? ¿Quién me va a recuperar la confianza en el gobierno municipal y estatal? ¿Quién va a devolverme la paz? Eso creo yo.