En un escenario en el que parecen no detenerse las campañas, los partidos políticos se alistan para luchar contra sus propias limitaciones.
En Sinaloa son 4 los que vienen cargados de encuentros y desencuentros, con capital político, pero con separaciones, rupturas y divisiones.
Morena necesita afirmarse como instituto político y dejar de ser un panal de avispas, en el que no se perciben liderazgos claros, y al mismo tiempo, hay marcadas diferencias entre grupos a los que no les importan las consecuencias sino ganar la batalla del instante.
Con el pretexto y en el intento de mostrar superioridad momentánea, no interesa a quién se atropelle, qué mentira se diga, el nivel de la contradicción o la bota que haya que lamer.
Lo único que importa en Morena es salir airoso, desde su muy personal punto de vista, y de su porra, luego lidiarán con la realidad, si logran verla.
El Gobernador Rocha Moya necesita dar por pagadas las cuotas pendientes y hacer los cambios que impulsen a su administración hacia la dinámica que se ofreció, se prometió y se espera. Lamentablemente no puede hacer cambios en el Congreso, pero sí puede influir para que la imagen de la bancada de Morena no siga de picada.
Demasiadas pifias de parte del coordinador del grupo parlamentario, e incontables muestras de incapacidad de parte de las responsables de vinculación, del grupo y del Congreso.
En el PRI están más preocupados por las viejas lealtades que por el partido mismo.
Si no revisan con sinceridad su actual y endeble condición, el 2024 arriesgarán los más de 300 mil votos de quienes, en el 2021, demostraron que los siguen prefiriendo, mas aquellos a quienes se les impidió manifestar su opinión en las urnas y que hubieran dibujado un mapa político muy distinto al que tenemos actualmente.
El PRI debería de agruparse alrededor de su lideresa, dejar sus intereses personales para el momento correcto. Patear a quienes, con sus propios acuerdos, los han hecho ver tan mal y voltear a las bases que, en Sinaloa, no son pocas.
El tercer actor, que nunca se queda dormido, es el Partido Sinaloense. A pesar de las traiciones sufridas, lo que se hizo, inmediatamente, fue concentrarse en el futuro, no clavarse en los pleitos, sin olvidar, por supuesto. En algún momento se cobrarán esas facturas.
Los programas sociales siguen funcionando y ganando simpatizantes, pues no se detienen, aunque no haya elección en puerta.
Lo que sí se debe analizar es con quién se hace alianza y en qué condiciones.
La mala experiencia del 2021 debe de servir, pues dejó en claro que el partido que actualmente gobierna el país no es el mismo que gobierna Sinaloa y la mayoría de los municipios, aunque se llame igual.
El cuarto actor, que logró su registro, y una diputación pluri, es Movimiento Ciudadano.
En ocasiones parece ser la única oposición, pero tampoco hay sintonía entre la dirigencia estatal y su Diputada, de manera que no hacen frente común.
Criticar, desde la conferencia de los martes, todo lo que hacen los morenistas, y luego ponerse de acuerdo, también en todo, en el Legislativo, manda una señal confusa.
Hay un quinto elemento que se está preparando para debutar el próximo año. Un nuevo partido local que está despertando mucho interés y al que muchos pudieran adoptar como “Mi Partido”.
Ya estamos en noviembre y en unos meses arrancará la carrera por el 2024. Es mucho lo que estos actores deben revisar y corregir, o sufrir las consecuencias, si la elección ahora sí se da de manera libre. Eso creo yo.