El nuevo modelo educativo que ha presentado la Secretaría de Educación Pública (SEP) para el nivel básico ha generado inquietud entre maestras y académicas, quienes cuestionaron si éste realmente solucionará las causas específicas detrás del rezago y la deserción estudiantil, pues lo consideraron más como un “intento político e ideológico”.
Entre el ciclo escolar 2019-2020 y el 2021-2022 (actual) hubo una caída del 3.18 por ciento de estudiantes que se inscribieron a educación básica, al pasar de 25 millones 253 mil 306 alumnos a 24 millones 459 mil 623.
Así lo muestra el reporte de la Estrategia Nacional para Promover Trayectorias Educativas y Mejorar los Aprendizajes de los Estudiantes de Educación Básica, publicado por la SEP, mediante el cual se da cuenta del impacto de la pandemia en este nivel escolar.
Tras la aplicación de la Encuesta sobre Pérdida de Aprendizajes, Abandono Escolar y Necesidades de Formación para Docentes, se muestra que la secundaria fue el nivel básico donde más profesoras y profesores identificaron que la pérdida de conocimientos en los alumnos fue muy alta o alta, ya que 47.9 por ciento de los maestros lo consideró así.
Además, el 53.8 por ciento de los docentes señaló pérdidas en cuanto a comprensión lectora y expresión oral y escrita; 31.9 por ciento refirió decremento en el pensamiento lógico matemático, y 14.3 por ciento identificó caídas en aspectos actitudinales y socioemocionales.
Resultados como los expuestos por las autoridades educativas y la crisis que percibe el actual Gobierno han llevado a replantear las directrices en educación.
La SEP anunció recientemente modificaciones para nivel básico, que incluyen la reestructuración de los grados escolares en fases de aprendizaje; modificaciones al contenido de los libros de texto gratuitos y la entrega de recursos a planteles a través del programa La Escuela Es Nuestra, tras la eliminación del programa Escuelas de Tiempo Completo.
Irma Villalpando, directora de centros educativos y doctora en Pedagogía por la UNAM, consideró que el diagnóstico realizado por la SEP se basó en una homogeneización del modelo educativo actual, al que describió como plural, complejo y heterogéneo.
“Es un diagnóstico muy totalizante, parece que hablan de un sistema que no ha servido más que para traerle todos los males al país e invierte ciertas relaciones; por ejemplo, dice que las pruebas estandarizadas segregan a la sociedad, pero no; las pruebas estandarizadas exhiben a una sociedad que ya estaba segregada”, comentó a La Razón.
Entre sus cuestionamientos, refirió que la propuesta no contempla la existencia de aspectos ajenos a los espacios escolares como generadores de la “histórica” crisis educativa del país.
“Tiene problemas de centralismo, la desigualdad hace que la calidad educativa sea diferenciada, no hay equidad en los accesos; entonces, mientras no se atiendan los temas profundos y a nivel sistémico que tiene la estructura del Sistema Educativo Nacional, difícilmente vamos a observar mejoras”, expuso.
Habrá que resolver varios temas. El trabajo por fases requiere una preparación del docente para trabajar así, como en la educación multigradoArcelia MartínezAcadémica de la Ibero
También calificó como “alarmante y preocupante” que el nuevo marco curricular es “improvisado, desordenado, no contiene la criba que debería tener un documento de tal nivel, es muy extenso, ambiguo y reiterativo”.
Expuso que éste se fija más como un “posicionamiento político, sociológico”, y critica en forma apabullante el trabajo que durante varios años ha hecho la escuela mexicana.
“Es un manifiesto político, más que un texto pedagógico, pues adolece de la literatura actual, de las ciencias de aprendizaje; adolece de las discusiones contemporáneas y se carga a una apuesta de reivindicación de clases”, dijo.
Al no ser la primera apuesta para modificar la educación en el país, Irma Villalpando consideró que este plan podría no tener efectos en la enseñanza mexicana, pues “al final, cada maestro hace lo que sabe hacer. No les hicieron nada las reformas anteriores, pues los políticos piensan que, reformando un documento, los maestros van a reformar sus prácticas. Eso no sucede, ni siquiera reformando los libros de texto. La educación no se cambia por decreto”.
Arcelia Martínez Bordón, académica del Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana, señaló que el documento presentado por la SEP le parece “completamente ideológico”.
Además, apuntó que excluye la necesidad de contar con políticas de atención integral a las niñas y los niños que resuelvan las desigualdades.
Asimismo, calificó la propuesta de política educativa actual como “reduccionista y clientelar”, pues la entrega de las becas no implica necesariamente una inversión para mejorar la educación.
Es un manifiesto político, más que un texto pedagógico, pues adolece de la literatura actual, de las ciencias de aprendizaje; de las discusiones contemporáneasIrma VillalpandoDoctora en Pedagogía
“Está más que comprobado que más recursos a los estudiantes no compensan su costo de oportunidad de ir a la escuela. No sólo se trata de un tema de falta de ingresos, sino de falta de pertinencia y relevancia de la educación, y de rezagos acumulados… No hay inversión en la primera infancia, ni en la mejora de la oferta educativa en educación básica para todos los grupos de población”, apuntó.
A pesar de que no consideró totalmente inadecuada la transición hacia el trabajo por fases de aprendizaje, refirió que queda en vilo la propuesta para que los docentes se adapten a una nueva modalidad de impartir clases.
“Habrá que resolver varios temas. El trabajo por fases requiere una preparación del docente para trabajar así, como en la educación multigrado, en modelos expresamente pensados para un trabajo que va más allá de los grados”, comentó.
Ambas coincidieron en que la apuesta debe enfocarse en fortalecer la preparación académica y pago de los docentes.
“Se trata de atraer a los mejores perfiles a la profesión docente, invertir en su formación inicial (en las normales), y en su formación en servicio. En las becas, está comprobado que más recursos a estudiantes no compensa el costo de oportunidad de ir a la escuela. No sólo se trata de ingresos, sino de falta de pertinencia y relevancia de la educación”, dijo Martínez Bordón.
Irma Villalpando reiteró que la problemática sólo podría tener fin con “apuestas que resuelvan problemas de mayor profundidad”, como el fortalecimiento con estrategias que atiendan desigualdades económicas.
Georgina López, académica directiva de preescolar, dijo que todo apunta a que estas modificaciones ya serán implementadas en el siguiente ciclo escolar y apenas han comenzado a conocer la propuesta.