Los mexicanos “tiran a la basura”, por lo menos, 34 mil millones de pesos anuales; es decir, 1.9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) —17.8 billones de pesos— en desperdicios de posconsumo que no son reciclados y que podrían reincorporarse a una economía formal a través de métodos adecuados.
Éste es el monto económico, mínimo, de lo que se puede reincorporar a la economía formal con una adecuada estrategia del manejo de residuos y del reciclaje, expuso en entrevista con La Razón, el CIO de Lealtad Verde, Adrián Sánchez.
“El valor de este mercado es muy grande y con ello podemos detonar motores económicos nunca antes vistos, que podrían coadyuvar en la recuperación y crecimiento de la economía nacional”, aseguró el experto.
Sánchez destacó la importancia de buscar la rentabilidad en la gestión de residuos y, al mismo tiempo, eliminar el calificativo despectivo de la palabra “pepenadores” que coloca a estas personas en la segregación social.
Pagan PET hasta 88% menos a “pepenadores”. El directivo de Lealtad Verde, estimó que en el país existen alrededor de 150 rellenos sanitarios para 127 millones de mexicanos, una cantidad muy baja que pone en jaque a las más de 600 mil personas a nivel nacional que se dedican a “pepenar”, por lo que propuso que sí es posible que sean incorporardos a la economía formal, ya que en la posición en la que están actualmente, se les suprimen las posibilidades de tener mayores oportunidades.
En este sentido, estimó que el valor del “mercado negro” de residuos que mueven dichas personas podría ascender a más de 62 mil millones de pesos anuales, cifra que es acaparada por ciertos grupos.
Sin embargo, aclaró que actualmente la manera como se gestionan los residuos se da dentro de la informalidad.
“La mayoría de los productos reciclados y reprocesados se venden en el mercado negro, por eso todos los cálculos de medición del mercado no pueden ser tan exactos”, explicó el directivo.
Por ejemplo, señaló Sánchez, en el mercado del Pet su precio es de 17 pesos por kilo, aproximadamente, pero a los “pepenadores” que se dedican a recoger estos residuos, les pagan a 2.00 pesos el kilo, es decir, que éstos llegan a recibir 88.2 por ciento menos de lo que vale, y el resto “se va limpio al bolsillo de quienes manejan la economía informal del reciclaje”.
Empresas del sector
La industria del plástico tuvo un total de 5,161 unidades económicas y los municipios con mayor número fueron León, Guadalajara e Iztapalapa.
“Por tanto al no existir un proceso de facturación es muy difícil de cuantificar el valor actual del mercado, pero calculamos que podría ser de alrededor de 62 mil millones de pesos que está en la informalidad”, reiteró.
Con el proceso de Lealtad Verde, lo que se hace es que con la monetización de los productos reciclados, se coloca dinero líquido en el mercado.
Recordó una parte importante de la filosofía de la empresa es la inclusión social; “es nuestra bandera número uno con acciones reales”, ya que parte de su personal está conformado por personas de comunidades indígenas.
Asimismo emplea a personas con alguna discapacidad, que ha salido de prisión o que están viviendo en procesos penales no concluidos pero que no les dan oportunidad de trabajo.
Lealtad Verde cuenta en México con su propia aplicación; Adrián Sánchez informó que como parte de esa política y filosofía de inclusión será la primera traducida al náhuatl, “porque nos estamos preocupando por nuestras comunidades indígenas al acercarles la tecnología para que obtengan un beneficio económico y se quede para ellos.
Cabe recordar que Lealtad Verde es la empresa creadora de máquinas recicladoras a través de una aplicación para dispositivos inteligentes.
Ahí es posible encontrar una guía de cómo clasificar los desechos, lo que otorga puntos al usuario monetizables, y al mismo tiempo, hace más eficiente la recolecta de los residuos por parte del departamento de limpia.
Los puntos, que se convierten en pesos, son depositados en la afore de cada persona —si no cuenta con una, la aplicación lo redirige a un sitio para que pueda inscribirse a la que más le convenga—, de tal manera que al final de su vida laboral puede tener un ahorro de más de 150 mil pesos por su basura generada en ese lapso.
“Es decir, si hoy un millón de personas inician a separar, clasificar y retornar sus residuos, equivale a poner en circulación 150 millones de pesos que a su vez generarán consumo y ahí está la manera de cómo estamos detonando el motor económico”, destacó el directivo.
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