Roberto Eliseo Bernal Domínguez.

Transición, es la acción y efecto de pasar de un estado a otro distinto. El concepto implica un cambio en un modo de ser o estar. Por lo general se entiende como un proceso con una cierta extensión en el tiempo. La transición supone una especie de etapa no permanente entre dos estados.

En este tipo de transiciones, es habitual que convivan, en los primeros momentos, elementos de ambos regímenes. Esta idea de cambio puede ser aplicada en áreas muy diversas, por lo que podemos hablar de transición de la materia, transición epidemiológica, transición política, transición económica, etc.

Una transición del género político es un proceso de cambio institucional, por el cual un régimen político determinado, es desplazado por otro, produciéndose un cambio en las normas, leyes, valores y relaciones de poder de la sociedad. Usualmente, se dice que hay transiciones políticas cuando un régimen autoritario entra en crisis y es progresivamente reemplazado por un sistema político democrático.

En colación a lo anterior, y lo que hemos hablado en pasados dosieres, los partidos después de una elección de cualquier tipo, emergen y trascienden después de hacer una evaluación cualitativa y cuantitativa de su tarea procesal electoral, y en su dinámica se aprecia. De momento el que nos ocupa, es el Partido Revolucionario Institucional, puesto de estar en la cima, solo gobierna una parte muy escasa del país.

El Partido Revolucionario Institucional dominó la política mexicana durante más de setenta años, pero su suerte ha ido declinando a lo largo de las dos últimas décadas, lo que culminó con su pérdida de la presidencia en 2000. Los resultados que obtuvo el PRI fueron todavía peores en 2006, cuando terminó en tercer lugar de la contienda por la presidencia y pérdidas significativas en ambas cámaras de la legislatura.

Desgraciadamente mucho de sus resultados es puesto que desvió el desarrollo de su propio programa de acción, y que solo seguía su curso de trabajo por el elemento fundamental de ser quien tiene la potestad de poner candidatos, que solo buscan votos, y dejan de pensar en buenos gobiernos, dejando de proponer verdaderas políticas públicas, que apoyen a la población.

Mucho de la debacle del tricolor, fue fincar mucho de su trabajo en un modelo de desarrollo bastante obsoleto, vendiéndolo como un modelo nacional de emprendimiento basado en la dadivas, bastante desfasado, puesto que a diferencia de otros países, eso había quedado en el pasado, recordemos el lema, renovarse o morir y pues no lo tomaron en consideración. Ello creo una crisis interna, muchos personajes emigraron dando origen al PRD, he hicieron frente al partido que conservaba el poder, y la notoria guerra por el fraude electoral.

Muchos cambios se dieron a raíz de la fuerza de infiltración de los medios de comunicación, y de la llegada de las redes sociales de algún tipo, las cosas ya fueron diferentes, esto creo una crisis interna, puesto que la nueva generación de votantes ya veía las cosas diferente. Esto llevo a la derrota electoral a principio del milenio, y por lo tanto fueron avasallados por pretender seguir vendiendo ideales sin rumbo.

Por esa razón los partidos contrarios al hegemónico de esos momentos, absorbieron los proyectos que dejaron de realizar, recordemos que siempre las dadivas cambian la manera de pensar pero nada es eterno, por eso ni progresa, ni prospera ni oportunidades, le dieron el gane perpetuo a quienes aplicaron dichos programas, razón por la cual también morena debería de tomar en cuenta dichos descalabros, el enjambre social, sabe que no todo está escrito, ni mucho menos programando el sentido social en un dato seguro, puesto que, lo que se necesita es una política integral de atención, con una verdadera justicia social.

Hoy día, el Partido Revolucionario Institucional necesita de manera urgente, es trabajar por reconstruir lo que no se ha hecho y aquello que dejo hacer, que tome a la sociedad como el centro de atención para la esperanza del futuro, creando las condiciones y soluciones en propuestas reales desde su trinchera, lo poco que le queda por ser un partido de oposición, buscar la unión partidista, y dejar atrás las fragmentaciones políticas al interior, porque sus contrarios tampoco aprenden del pasado.  ¡Sigamos cuidándonos, no seamos neandertales!