De repente, la escuela cerró y dejó de ser el espacio insustituible para el aprendizaje, la convivencia, la adquisición de amigos para siempre y el descubrimiento temprano y sorprendente del mundo.
¿La causa? La pandemia, que tiene en la escuela y en la educación sus peores efectos.
Cuando el gobierno decidió la suspensión de clases como mecanismo para frenar la proliferación masiva del Covid-19, ni el sistema educativo, los padres de familia y los alumnos estábamos preparados para continuar exitosamente el proceso educativo. Aún así, esta medida eventual y temporal (serán unas semanas, nos dijeron), se prolongó desde el 2020 hasta hoy.
La Escuela en Casa, una de las principales iniciativas lanzadas por el gobierno federal, topo dramáticamente con diversas realidades que frustraron el proyecto.
Millones de estudiantes de las zonas rurales y urbanas carecían de acceso al internet o a las señales de TV; los maestros no estaban preparados para enseñar bajo las nuevas condiciones ni para lograr las metas deseadas, y millones de alumnos enfrentaron (muchos de ellos en la soledad de sus casas) mecánicas de trabajo extrañas e inadecuadas para el aprovechamiento.
Las consecuencias de la deserción y del subaprovechamiento son ya funestas. Para el futuro, los daños son incalculables.
Hasta el 18 de octubre de 2021, la pandemia causó la deserción escolar de 847 mil estudiantes desde preescolar hasta el nivel universitario.
Según la Secretaría Educación Pública, el abandono escolar significa una inversión desaprovechada superior a 27 mil millones de pesos. En su Informe de Actividades 2021, la SEP dio a conocer que 656 mil alumnos de preescolar, primaria y secundaria abandonaron la escuela. Ese año, el gobierno federal invirtió 28 mil 600 pesos por estudiante, por lo que la inversión desaprovechada supera los 18 mil 763 millones de pesos.
Sinaloa no es ajeno a esta problemática. Cómo. Aquí, el gobernador Rubén Rocha Moya ha privilegiado la salud pública por encima de otras circunstancias, y sostiene su decisión de no autorizar el retorno a las aulas en tanto no existan condiciones sanitarias favorables.
Las aulas reabrirán, pero, previo a la hora del retorno, los gobiernos federal y estatales deberán realizar un esfuerzo de planeación, organización e inversión pública gigantesco, sin precedentes en la historia del país.
Más allá de proteger a los alumnos de nuevos riesgos de contagio, las instituciones públicas deberán diseñar también acciones que atiendan la salud mental de millones de niños y jóvenes hoy desconcertados ante las expectativas inciertas. De principio, lo primordial será rescatar a quienes han abandonado las escuelas, facilitarles su reingreso y garantizar condiciones adecuadas para su desempeño.
Para ello, el sistema educativo deberá erradicar cualquier traba burocrática que frustre el retorno de quienes han quedado fuera del proceso educativo.
El reto para el gobierno es enorme y será insuperable de no lograr una verdadera comunión de esfuerzos y propósitos con la sociedad, los alumnos y los maestros, una parte sustancial de lo que deberá ser una cruzada nacional por el rescate de millones de estudiantes que permanecen a la deriva y sin un mañana claro.
¡YA BASTA!
El asesinato en Tijuana de Lourdes Maldonado la tarde del domingo nos restrega en la cara otra realidad terca y lastimosa: matar periodistas en México se ha convertido en un ejercicio cotidiano.
Manuel Buendía, asesinado el 30 de mayo de 1984 en CDMX, decía que era más peligroso ejercer el periodismo en la provincia, lo cual cada día parece ser más cierto. Tan solo este año, tres periodistas han sido asesinatos en México (dos de ellos en Tijuana).
Doce horas después del asesinado de Lourdes Maldonado, el presidente Andrés Manuel López Obrador solicitó no relacionar este crimen con el ex gobernador de BC, Jaime Bonilla, con quien Maldonado sostuvo una larga confrontación pública y en tribunales.
En los primeros meses del 2019, en una conferencia Mañanera, inclusive, la víctima pidió a López Obrador la protección del Estado ante las amenazas de muerte que ya recibía y que el domingo se cumplieron.
“No se puede en automático vincular una demanda de tipo laboral a un crimen; no es responsable adelantar ningún juicio, hay que esperar y ver quienes estaban informados; no dejar de considerarlo político, siempre hay confrontación y diferencias”, declaró ayer López Obrador.
La muerte de Lourdes despertó de nuevo la indignación del gremio periodístico, que emprendió desde ayer una jornada nacional de protesta en decenas de ciudades mexicanas.
La indignación por los ataques a los trabajadores de los medios de comunicación crece al constatar que asesinar periodistas aquí no solo es cotidiano, sino… parece fácil.