El 2022 nos trajo a la realidad: la epidemia está aquí. El descenso de la peste fue real durante varias semanas, pero, al fin, era una ilusión, pues la tendencia actual indica que pronto alcanzaremos picos similares a los resentidos en los dos años pasados.
Independientemente de los números que muestran los boletines sanitarios diarios y del color verde que aún pinta Sinaloa, la realidad es que
– como en 2020 y 2021- el virus infecta aprisa cada día a más familiares, amigos y conocidos.
A las variantes Delta y otras que causaron ya la muerte en México de cientos de miles de personas, se unió la denominada Ómicron, de la cual conocemos – o suponemos-  apenas que es más contagiosa que las anteriores, aunque, sin información rigurosa, celebramos que es menos letal.
Gracias a esta ‘buena noticia’, en diciembre dimos rienda suelta a los festejos masivos.  Inclusive, algunos vieron que Ómicron era, auténticamente, “un regalo de Dios”, pues “mata menos”.
En Sinaloa, con la complacencia de las autoridades locales, sobre todo en Culiacán y Mazatlán, las verbenas, los conciertos de fin año, los juegos profesionales de beisbol y otros actos concentraron hasta 20 mil personas por evento, retando  intrepidamente a la muerte.
Para la autorización de estos espectáculos masivos el principio es alentar la economía antes que  prevenir mejor y contener la pandemia. En resumen: ¡El dinero o la vida!
El 02 de enero, en contraste, conocimos el Oficio DNS/039/2022 firmado por el doctor Ramiro López Elizalde, Director Normativo de Salud del ISSSTE, mediante el cual reconoce que crece la cuarta ola de la pandemia. Ahí advierte que Ómicron provocará un número mayor de casos “leves” con manifestaciones clínicas bronquiales en lugar de pulmonares, lo cual se traducirá en un incremento de consultas ambulatorias en unidades de primer y segundo nivel.
Ante ello, alertó, debemos reforzar la atención, el diagnóstico correcto y la derivación de los pacientes a otras áreas de salud.
Pero la nueva ola (advierte) generará también un gran número de licencias médicas que la institución deberá negar de considerarse innecesarias.
Si bien Ómicron al parecer generará menos casos graves que la variante Delta, ambas circulan simultáneamente y traerán un alto número de casos nuevos y el crecimiento exponencial de hospitalizaciones.
Ante lo insalvable, el ISSSTE exhortó  a preparar las unidades médicas para su posible reconversión a hospitales Covid y el incremento de camas especiales para pacientes en todo el país, lo que implica la adquisición extraordinaria de insumos médicos,  planeación y coordinación eficientes y fuertes erogaciones institucionales.
De ser necesario, el propio ISSSTE pre-autorizó la contratación de más personal conforme se requiera, e instruyó a las clínicas de los estados a procurar de manera local la disposición de insumos y los recursos que la situación exija para privilegiar, ante todo, la atención a la salud de los pacientes.
Pasadas las fiestas decembrinas, en Culiacán (¿a destiempo?) el Consejo Municipal de Salud reconoce que vivimos una situación de emergencia ante la cual resulta ocioso expresar el clásico ¡te lo dije!, al fin que lo bailado nadie nos lo quita.
En la instalación de tal Comisión, ayer, el alcalde Jesús Estrada Ferreiro resaltó que la obligación legal y moral del sector comercio, restaurantero, empresarial y de la población “es el cuidado de la salud”, y llamó a retomar las medidas sanitarias ya conocidas y “a evitar la relajación que ha causado el repunte de estos casos”.
“No quisiéramos llegar al tema inicial porque fue muy doloroso el aislamiento total. El cierre de negocios, Etc., daña mucho la economía”, expresó.
Una vez rotas todas las piñatas, gastados los últimos centavos del aguinaldo, curadas las resacas etílicas y disparado el número de casos nuevos, Estrada reasume el rol de adalid de la pandemia y restablece normas sanitarias duras, mientras su homólogo de Mazatlán, autonómo él, insiste en que en su municipio solo sus chicharrones truenan y, bajo tal lógica, seguramente tendremos un grandioso ‘Carnaval Covid’ y el arribo de más cruceros.
Estrada dijo que su preocupación es y seguirá siendo proteger la vida y la salud de las personas, por ello llamó a los representantes de cámaras presentes en dicha reunión a sumarse a este exhorto y apegarse a los protocolos  conocidos por todos.
Aclaró que el objetivo no es llegar a la clausura de los establecimientos sino a que todos los propietarios de ellos sean vigilantes de que tanto clientes como personal cumpla con lo indicado, ante lo cual los líderes de los sectores empresariales “se mostraron comprometidos”, según un boletín.
 Entre otras disposiciones, en restaurantes, antros y bares los clientes deberán presentar el Certificado de Vacunación de dos dosis para poder ingresar.
Preparémonos, pues. Todo indica que habrá Covid para un bueno rato.