cambio de gobierno es oportuno determinar si es urgente implementar el Sistema Integrado de Transporte de Culiacán (SIT), para el cual se calcula una inversión final de más de 3 mil millones de pesos.
Visto desde el rezago enorme de servicios básicos (la lista es larga), no lo es.
Si consideramos los propósitos del gobierno de Rubén Rocha Moya, de privilegiar pequeñas obras de contenido social, tampoco.
Pero el proyecto no es desechable y parece viable implementarlo por etapas.
Desde una óptica de urbanismo sustentable y la conversión de la ciudad en una zona metropolitana, el SIT es deseable.
Culiacán requiere un eje articulador del esquema de movilidad urbana, y el SIT contribuiría a ordenar las vialidades y a hacer más eficiente un tráfico vehicular cada día mas desquiciante, que será aún peor con la regulación anunciada de decenas de miles de autos ‘chocolate’ (muchos chatarra) que se sumarán a más de 500 mil vehículos que circulan aquí legalmente, con baches o sin ellos.
El SIT beneficiaría a cientos de miles de habitantes que hoy carecen de un sistema de transportación seguro, rápido y más accesible, sobre todo a quienes compraron ‘el sueño de sus vidas’ al adquirir una casa nueva en un fraccionamiento lejano, sin servicios adecuados de transporte salud, seguridad, educación, abasto y otros.
¿Es viable ahora la implementación del SIT? Al parecer, si.
Pero el Convenio de Apoyo Financiero firmado por el gobierno de Sinaloa con el Fondo Nacional de infraestructura (FONADIN) exige condiciones que deben cumplirse a más tardar en enero de 2022. Recientemente, remitió al gobierno estatal, para su revisión, el proyecto de BANOBRAS y el del Fideicomiso de Infraestructura.
La gestión es conducida por el gobierno de Quirino Ordaz, pero Quirino está a punto de entregar la estafeta. Entonces dependerá de Rubén Rocha continuar la gestión, firmar compromisos financieros y aportar recursos, o no, previo análisis de factibilidad, además de sopesar el nivel de prioridad que tiene acelerar el SIT.
La inversión es muy grande y asusta a más de alguno. La cifra -3 mmdp- implica la ejecución de todo el proyecto.
Es un monto derivado del Análisis Costo Beneficio que presentó la autoridad estatal ante la SCHP y BANOBRAS.
Para implementar la etapa 1, los gobiernos estatal y municipal, en conjunto, aportarían alrededor de 450 mdp para la infraestructura, de los cuales 210 mdp, presume el alcalde de Culiacán, “ya los tiene el municipio”. ¿Quirino dejó en caja la parte que le corresponde al Estado?
También los transportistas aportarán su parte. Se trata de cientos de millones de pesos, aunque muchos de ellos durante la pandemia cayeron en cartera vencida debido a la insolvencia para el pago de cientos de unidades nuevas. Están en la lona.
La situación no es cómoda, aunque del lado oficial se arguye que esta inversión la pueden prorratear entre 2022 y 2023 mediante un proceso normal de inversión que supone empatar otras actividades a mediano y largo plazo, como son la conformación de empresas integradas, una re-ingeniería de rutas, la constitución del Fideicomiso de operación y, sobre todo, definir la flota vehicular que operaría de arranque.
Como sea, los transportistas asumirán un riesgo de inversión enorme. El nuevo modelo debe ser auto sostenible desde su diseño.. y de ahí pagarse los múltiples conceptos del SIT.
Los transportistas, además, necesitan encontrar fuentes de financiamiento y operar el nuevo modelo empresarial bajo la tutoría del Estado.
Como se dijo, Quirino está por concluir su mandato y Ruben Rocha Moya apenas tomará esa responsabilidad. En medio (parece que al margen de los gobernadores saliente y entrante) destaca el activismo de Jesus Estrada Ferreiro en la promoción del SIT. Con su estilo propio, el alcalde apura a la autoridad estatal a aportar lo que le corresponda pero, según denuncias de los propios transportistas, desdeña el recurso del diálogo. El presidente municipal “no escucha” y ha generado un ambiente de tensión.
Está claro que quizá deba reducir su protagonismo y empaparse más del proyecto y del modelo operativo que se vislumbra para comprender los argumentos de las otras partes. Sus proyectos futuristas podrían esperar.
De manera paralela a las gestiones, la sociedad también debe tener acceso a un espacio de participación, donde plantee sus dudas e inquietudes y, fundamentalmente, apruebe la implementación de un proyecto que impactará la vida de la ciudad.
Los promotores del SIT, los transportistas y la sociedad (no solo los líderes camarales) debemos tener acceso a toda la información relativa a éste.
Debido a su complejidad y trascendencia, el proyecto merece tender una línea de comunición franca, profesional y responsable hacia la sociedad, a fin de evitar que cada quien perciba lo que quiera o lo que Dios le dé a entender, como sucede hasta ahora, lo que causa que cada parte del actúe y opine según sus intereses propios, sin fundamento o hasta con tácticas mediáticas que no favorecen al fin común.
A propósito, “el SIT se hará quieran o no quieran el que se va (Quirino) o el que viene (Rocha)”. Aunque la frase suena propia de La Ley de Herodes, fue pronunciada por Jesús Estrada, a quien debe reconocerse su derecho a decir lo que guste y su perseverancia en la promoción del SIT.
Incluso, es aceptable que la ejecución del SIT sea fundamental para sus proyecciones políticas. No es cosa del otro mundo que cada gobernante imprima su sello o realice su obra insignia.
¿Quien tirará la primera piedra?