Apegados a los pronósticos de la Conagua, el 19 de septiembre del 2013 los habitantes de Culiacán creíamos estar a salvo del Huracán Manuel, un meteoro monstruoso que  golpeó severamente 300 municipios de varios estados del Pacífico y causó la muerte de 81 personas.
En Culiacán, ese día decíamos adiós a Manuel pues supuestamente tocaría tierra entre Guasave y Ahome.
Pero el meteoro giró bruscamente hacia la costa de Angostura, prosiguió hasta Navolato y ahí se estacionó durante largas y agobiantes horas.
Luego cayó un diluvio con más de 400 mm de precipitación acumulada, equivalente casi a lo que llueve aquí en un año.
Manuel desbordó ríos, arroyos y drenes urbanos en Culiacán, Navolato, Angostura y Badiraguato, principalmente, y confirmó que estos fenómenos obedecen a leyes naturales y que, si se les pega la gana, burlan todos los modelos usados para hacer pronósticos.
Manuel también trajo otras lecciones a los culichis.
Y desnudó una realidad: por su ubicación y orografía, la ciudad no sólo es vulnerable ante eventos de esta magnitud, sino débil.
Desde 1940, Culiacán resintió un fenómeno demográfico impresionante.
Durante algunas décadas, duplicó cada 10 años su población y extendió arbitrariamente su mancha urbana.
Sin instrumentos de planeación urbana a lo largo de los 50 años siguientes, decenas de colonias y fraccionamientos se asentaron en zonas de riesgo, sobre arroyos naturales y al lado de los ríos.
En los años recientes, ya con programas de desarrollo urbano elaborados, la urbe continuó su crecimiento anárquico en virtud de que las autoridades estatales y municipales ignoraron las recomendaciones de tales instrumentos legales y dejaron hacer y deshacer a los desarrolladores.
Manuel mostró tal irresponsabilidad, con las consecuencias que todos sufrimos.
Vino entonces la urgencia de reforzar y pavimentar  drenes rotos con obras puntuales que, dígase lo que se diga, no resuelven de fondo los problemas de inundaciones, como lo vimos 5 años después.
Entre el 18 y el 19 de septiembre del 2018, grandes precipitaciones provocadas por la Depresión Tropical 19-E cayeron de sopetón sobre la ciudad y, de nuevo, ocurrieron grandes inundaciones.
La reacción del gobierno fue automática: limpieza, reforzamiento y pavimentación de drenes, sin pensar siquiera en diseñar un plan hídrico integral que prevea la conservación de las cuencas de los ríos -desde la sierra hasta la costa-, la protección ambiental del territorio, la construcción de infraestructura urbana que corrija el problema de inundaciones y garantice el suministro de agua suficiente y de calidad para una urbe que rebasa ahora el millón de habitantes, frente a un fenómeno de cambio climático que, se prevé, limitaría en un futuro próximo la disposición del líquido para satisfacer los requerimientos del agro, la industria y el consumo humano.
HURACÁN PAMELA, ‘UNA BARREDORA’ SOBRE SINALOA
El Doctor en Geografía Aplicada Juan Espinosa Luna es un sinaloense modesto que se ha convertido en referencia obligada para periodistas y cientos de miles de ciudadanos que solemos informarnos sobre  los fenómenos meteorológicos a través de sus publicaciones en redes sociales.
Espinosa es certero y oportuno en sus análisis y pronósticos.
Retirado momentáneamente de esta labor, para satisfacción de sus seguidores, Espinosa reapareció hace unos días y da seguimiento al Huracán Pamela.
Su pronóstico es preocupante: Pamela llegará como «barredora» a Sinaloa; abarcará 140 kms y “será histórico”, vaticina.
Todos los modelos metereológicos indican su afectación a Sinaloa, dejando hasta 250 milímetros de lluvia o más.
Según sus predicciones, Pamela tocará tierra como huracán categoría 3 en la zona de La Cruz de Elota y abarcará más de 140 kilómetros del estado.
Debido al calentamiento de las aguas marinas y a las condiciones atmosféricas, explicó, incrementará su potencia al acercarse a las costas y llegará como una «barredora» a Sinaloa, “y este será un momento histórico”.
Según sus análisis, preocupa el sistema de baja presión que se ha generando y que el fenómeno tiene una gran dimensión.
Sus conclusión debe ser escuchadas por la Conagua, el nuevo gobierno estatal y los ayuntamientos. “Es el calentamiento global, y de llegar a ser lo que se está estimando, será histórico”. Independientemente del punto por el cual ingresará Pamela a tierra, advierte, lo preocupante es el fortalecimiento que ha adquirido el meteoro.
Por su cuenta, José Luis Montalvo, director de Conagua en Sinaloa, comentó que Pamela no provocará mayor afectación en Culiacán y la zona centro norte.
En la parte centro-sur de la entidad, entre La Cruz y Mazatlan, la fuerza del huracán podría ser mayor.
La dirección nacional de Conagua alertó el lunes que observará especialmente las presas del centro de Sinaloa, sobre todo la Aurelio Benassini, cuyo almacenamiento alcanza el 103% de su capacidad, y la Sanalona, que está al 100%, así como los niveles de los ríos Culiacán, San Lorenzo, Elota y Presidio, especialmente.
Antes de conocer las dimensiones del impacto de Pamela, no olvidemos las lecciones de Manuel y tomemos precauciones extraordinarias en todo el estado. No vaya a ser…
La burra no era arisca (Manuel la hizo).