El Control de Convencionalidad es la clave para garantizar una tutela efectiva de los derechos humanos, proteger la dignidad de las personas y hacer efectivo el reconocimiento del principio “pro homine””, señaló el jurista Luis Andrés Cucarella Galliana.
En conferencia virtual que ofreció, explicó que el principio “pro homine” establece que toda autoridad, perteneciente al poder Judicial, Legislativo o Ejecutivo, debe aplicar la norma más favorable a la persona o a la comunidad, en toda emisión de actos, resoluciones o normas que traten o en que se considere la protección o la limitación de los derechos humanos.
La conferencia titulada “El Control de Convencionalidad en Derechos Humanos y Crímenes contra la Comunidad Internacional”, fue organizada por el Congreso del Estado de Sinaloa, a través del Instituto de Investigaciones Parlamentarias, y la Federación de Barras, Colegios y Asociaciones de Abogados de Sinaloa.
El expositor tiene doctorado en Derecho, es coautor de diversas obras de Derecho Penal y de Derecho Civil, y es miembro del Instituto Iberoamericano del Derecho Procesal.
Expuso que la concepción clásica de justicia deja fuera muchos ámbitos, como los relativos a derechos humanos e investigación y enjuiciamiento de crímenes de lesa humanidad.
Tradicionalmente, explicó, a la justicia se le han querido encomendar dos funciones: las de resolver los conflictos privados, y la de investigar y castigar los crímenes.
“Pero, esta concepción clásica limita mucho el ámbito de la justicia”, puntualizó.
Históricamente, observó, no se ha hablado de someter a control jurisdiccional el actuar de la administración pública, y es importante que ésta no sea inmune a la jurisdicción.
“La justicia clásica nace de espalda a la dignidad humana y los derechos que le son inherentes”.
No basta, afirmó, con constitucionalizar los derechos humanos, sino que hay que dotar de mecanismos para la protección de esos derechos, como el amparo.
No siempre, explicó, cuando se deja en manos de los estados la protección de los derechos humanos, estos son efectivamente protegidos.
“A veces la justicia nacional, no sabe, no puede o no quiere proteger los derechos humanos”.
Además, advirtió que hay inmunidades y fueros que evitan la investigación.
Debido a lo anterior, señaló que han surgido los tribunales internacionales, como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Ello se explica, dijo, porque la justicia clásica está vinculada a las fronteras territoriales de los estados.
“Pero hechos históricos, como las guerras mundiales muestran que no siempre las jurisdicciones nacionales pueden castigar los genocidios ni los crímenes de lesa humanidad”.
Como ejemplos de control de convencionalidad, expuso el caso de 80 mil polacos que perdieron sus propiedades después de la Segunda Guerra Mundial, y que tuvieron que recurrir al Tribunal Europeo para que se les respetaran sus derechos.
Agregó el caso de Chile, donde la población no aceptó la Ley de Amnistía para quienes hubiesen cometido delitos de Lesa Humanidad.
Es decir, explicó, si hay trabas y conflictos entre normas nacionales e internacionales en los delitos, se puede aplicar el Control de Convencionalidad.