En abril del 2016, en medio una controversia que polarizó la opinión pública, se abrió en Culiacán el par vial Obregón-Aquiles Serdán. Sólo faltaron “unos detallitos” a la obra, los mismos que, al día de hoy, siguen faltando.
Culiacán vivía la efervescencia de una campaña electoral y el entonces alcalde Sergio Torres Félix, contra viento y marea, asumió la decisión de crear esta infraestructura.
De por sí, un par vial no es malo en sí; de hecho, hay numerosos casos de éxito en los que este tipo de intervenciones favorecen a las ciudades.
La controversia metió en un brete al candidato Jesús Valdés, quién en plena campaña deshojaba la margarita: sí o no al par vial de la discordia.
Como sabemos, el par vial permanece, pero adolece de elementos clave que favorezcan mejores condiciones para apaciguar el tráfico y dar seguridad a los peatones.
Después vino la administración de Jesús Estrada Ferreiro, un alcalde que enarbola la bandera de la movilidad urbana sustentable, sin que la obra complementaria llegué al famoso par vial.
Algunas modificaciones podrían mejorar significativamente la seguridad en estas vías.
Las avenidas Obregón y Serdán pueden permanecer con un solo sentido de circulación vehicular, aunque es prudente incorporar equipamiento que obligue a los conductores a reducir la velocidad de los autos y camiones para que al cruzar estas calles el peatón no quede ante un peligro de muerte. O quizá vale la pena experimentar el establecimiento de doble circulación en la misma avenida Obregón desde la Ignacio Zaragoza hacia el norte.
En el caso de la Obregón, sobre todo entre el bulevar Zapata y Ciudades Hermanas, y en la Serdán entre el bulevar Madero y la calle Rafael Buelna, esto se convierte en una auténtica autopista en la que la mayoría de los vehículos circulan a velocidad excesiva, y en donde no existe un solo paso peatonal seguro ni semáforos peatonales para proteger a los que caminan.
En consecuencia a su política de movilidad, Estrada Ferreiro está invitado a acompletar esta intervención urbana y a atender los puntos críticos del par vial. Muchos lo agradeceríamos.
No debe olvidar la zona del Hospital Civil, donde cientos de peatones, muchos de ellos enfermos, se ven obligados a cruzar caminando la Obregón en total desventaja.
¿Porque no construir ahí la infraestructura adecuada, e incluso destacar una brigada equipada con sillas de ruedas para prestar a los enfermos?
Se dice que el ayuntamiento no tiene recursos suficientes para emprender este tipo de obras. Sin embargo, algunas pequeñas intervenciones de poca inversión -aunque de efecto inmediato- podrían hacer eficiente una obra que hasta la fecha significa un peligro para muchos.