(Desmadre: pérdida de la modelación en el comportamiento)
En la hora cero de la pandemia (el momento crucial), la tribu Culichi, frenética y amante de la juerga, como es, abonará a la vida o a la muerte.
En el reciente Día del Niño, cientos de padres de familia violentaron la cuarentena e inundaron las calles en busca de pastelillos u otros artículos, lo que encendió la alarma de una propagación acelerada de contagios.
El suceso nos hace ser pesimistas y temer que el desorden en esta y muchas ciudades se repita, lo que a juicio de quienes conocen el comportamiento de una pandemia genera el temor de que ésta se magnifique los próximos días.
¿El virus está domado, como proclamó el propio presidente Andrés Manuel López Obrador hace unos días?
Dios lo quiera y así sea, pues a la mayoría de los mexicanos se nos acabaron las provisiones y el dinero para prolongar una cuarentena azarosa y sin fecha de término.
Para los habitantes de Culiacán, una ciudad convertida en foco rojo, la Hora Cero que significa el 10 de mayo será el momento más peligroso de esta temporada de terror.
Al margen de la supuesta conspiración mundial que aterra a muchos, tenemos que muchos conocidos están ahora contagiados, asintomáticos, graves, o han muerto.
El coronavirus, ya sabemos, mata.
La pandemia es algo cierto, como lo es que la ciudad es en uno de los principales epicentros el coronavirus en el país.
El ayuntamiento local, por su cuenta, anuncio escuetamente que junto a los restauranteros acordó una serie de medidas para contener la avalancha de gente buscando bocadillos para el festejo.
¿Firmaron este acuerdo representantes de la industria restaurantera con liderazgo real?
La información sobre una intervención de esta trascendencia merecía la celebración de una conferencia de prensa conjunta del presidente y de los representantes de la industria para explicar cómo se contendrá a la muchedumbre
Las reglas deben ser muy claras para evitar un nuevo desmadre el Día de las Madre, paradójicamente.
De nuevo estará a prueba la cultura del pueblo de Culiacán, que deberá comportarse a la altura de las circunstancias o, de lo contrario, sufrir consecuencias fatales.