De repente, los culichis nos vimos atrapados en una mancha urbana llena de nuevos peligros y descubrimos que el Cambio Climático transformó hasta el modo de llover. Ahora las precipitaciones son súbitas, abundantes y capaces de desmadrar (desbordar) las decenas de arroyos naturales y los tres ríos que cruzan la urbe.
Al igual que todo el mundo, los culichis estamos azorados: tenemos ahora ciudades horno y ciudades piscina.
Para mitigar y prevenir daños, los expertos recomiendan desarrollar la resiliencia. Hay que evaluar, planificar y responder a todos los obstáculos. Las ciudades deben prepararse para proteger y mejorar la vida y fomentar un entorno atractivo para invertir. Las ciudades deben aumentar sus capacidades de respuesta y disminuir su fragilidad.
El Cambio Climático golpea a todos. Esta década (ONU Hábitat), las catástrofes han afectado a más de 220 millones de personas y causado daños por 100 mil millones de dólares cada año. Desde 1992, alrededor de 4.4 mil millones de habitantes del planeta han sido afectados por desastres y los daños alcanzan 2 trillones de dólares. Para 2030, los desastres naturales podríanllevar a 77 millones más de residentes urbanos a la pobreza, pues las ciudades pueden tardar más de una década en recuperar sus estándares previos.
El Cambio Climático exacerba los riegos y eleva los niveles del mar, lo que amenaza a 200 millones de personas que viven en la costa. En definitiva, los gobiernos deben aumentar su capacidad de reducir los daños y acortar los periodos de recuperación.
Cities, una publicación de The Guardian auspiciada por The Rockefeller Foundation, reportó en agosto de 2018 algunas consecuencias del Cambio Climático. En Quebec, las altas temperaturas acentuaron las desigualdades entre ricos y pobres y mataron a 90 personas en una semana. 54 residentes de Montreal murieron por la misma causa ese año.
En EU, los trabajadores inmigrantes tienen tres veces más posibilidades de morir por calor que los ciudadanos. En 2017, investigadores hawaianos calcularon que la proporción de la población mundial expuesta al calor mortal durante al menos 20 días al año aumentará del 30 al 74% para 2100… si no frenamos las emisiones de gases de efecto invernadero.
Las ciudades alcanzan temperaturas más altas que las zonas menos pobladas. Las urbes absorben e irradian calor. De día, los techos oscuros son como esponjas, y emiten calor en las noches. El A/A salva a quienes pueden pagarlo, pero hace que las calles sean más calientes para los más vulnerables.
Una evaluación del gobierno de EU advirtió que las islas de calor, el envejecimiento de la población y el aumento de la urbanización aumentan la vulnerabilidad de los más pobres. Para la OMS, el 60% de la gente vivirá en ciudades en 2030. Entre más densamente pobladas, serán más calientes. Las temperaturas en el sur de Asia superarán los límites de la supervivencia humana para fines de siglo.
La mayor parte de la investigación sobre olas de calor se ha centrado en algunos países. Por ejemplo, se han realizado más estudios en Phoenix que en toda África.
Investigadores de EU descubrieron en 2013 que tratar las ciudades en su conjunto es una forma más efectiva de combatir el calor extremo; recomendaron plantar más árboles y aumentar las superficies de colores claros para reducir el efecto de isla de calor, y subrayaron que la planificación para mitigar el calor extremo “debería incorporar de manera proactiva una perspectiva de justicia ambiental y abordar las disparidades raciales”.
Trabajar para romper el aislamiento social “es una situación en la que todos ganan”, con el beneficio adicional de traer de vuelta a la comunidad a las personas “invisibles” que están en mayor riesgo, como son las personas sin hogar y los inmigrantes ilegales.
El Cambio Climático, también, confunde. Los culichis no sabemos ya cuando caerá una tormenta sobre nosotros.