Desde Cuitaboca, un pueblo tarahumara perdido en el monte entre Sinaloa y Chihuahua, el DIF remitió ayer un boletín de prensa inusual: con información que alienta, que pega un llegue al escepticismo y nos hace creer (o cuando menos querer creer), que algo o mucho se puede hacer aún en estos tiempos azarosos a favor de los más fregados, de los excluidos viven en lo más recóndito que es posible vivir, sin que siquiera sepamos, siquiera, que existen.
Da gusto ver que la esposa del gobernador de Sinaloa, la señora Rosy Fuentes, ande por allá.

Y más gusto da saber que la señora no va sólo por una selfie y que lleva algo a esta gente que no tiene nada de nada.
Ya sabemos -¡y cómo no!- que este PUENTE NEGRO causará escozor en algunos, para quienes todo está jodido, o debe estar jodido. Pero no importa.

Y no importa porque es justo reconocer cuando alguien le atina con tal o cual acción o programa oficial, sobre todo después de ver tantos desatinos y tonteras que ocurren en el sector público de nuestro país.  
Así es que muy bien por la señora Rosy Fuentes, por acordarse de estos hermanos sinaloenses tan separados, tan diferentes, pero tan iguales al resto.
¿De qué se trató la visita?
La señora Fuentes fue a Cuitaboca para poner en marcha ahí el Programa de Apoyo a Comunidades Indígenas, cuya meta es beneficiar a 5 mil familias durante este mes, noviembre y diciembre.
El plan del DIF, desde su arranque, parece decente. En los 3 meses que restan del 2017 la meta es atender a 5 mil familias.
Aunque la cantidad parece modesta, no lo es.
Para entenderlo así, mencionemos que el pueblo tarahumara que habita la sierra de Sinaloa se compone apenas de un mil 800 personas y que sólo el 1.3% del total de los sinaloenses un dialecto indígena.
Tampoco es modesto puesto que el programa proporcionará no sólo despensas básicas sino además consultas médicas, odontológicas, vacunación y valoraciones oftalmológicas; financiará proyectos de autodesarrollo, huertos familiares o granjas para la cría de gallinas, la instalación de Fábricas Comunitarias de blocks para construir viviendas más dignas. De todos esto carecen.
Obviamente, la señora Fuentes y el DIF no podrán hacer la tarea solos.
Para llegar a esta gente y llevarles lo indispensable, deberán sumarse a la tarea del DIF los alcaldes y las alcaldesas de Ahome, El Fuerte, Choix, Sinaloa, Angostura y Guasave, cuando menos.
Ellos y ellas deberán olvidar un poco el glamour que los distingue y un tanto el sueño que no los deja dormir: la reelección (su reelección)… para servir a la gente, aunque ya la señora de Quirino les recordó puso una muestra de cómo trabajar y les puso una vara muy alta: primero es Cuitaboca y todos los pueblos que se le asemejan por su marginación y las carencias de su gente.  
Cuitaboca queda sólo a 4 horas de la cabecera municipal del municipio de Sinaloa de Leyva. Pero cada municipio tiene sus cuitabocas poblados con tarahumaras, mayos o mestizos que esperan por ustedes.
Háganle como la señora Rosy Fuentes: acérquense a sus cuatibocas y entérense qué falta ahí (seguramente faltará todo).
Luego entreguen lo que tienen y dejen su reelección para el 2018.
Entiendan además que gobernar un municipio no es sólo ir un día sí y otro también ante el tesorero del estado y el gobernador a extender la mano. 
 Por cierto, dejen de justificarse ante la gente con que ‘no hay dinero’ o con que ‘el año que entra estará peor’. No jodan con lo mismo para luego llegar con una despensa convertidos en héroes.