Una página publicada en las redes divulgó que existe un movimiento independentista en el norte de México, y armó de inmediato una guerra virtual por la independencia de ¿NortMéxico?
Decenas de miles de usuarios cándidos (de sur a norte y de costa a costa) hicieron suya la especie y opinaron apuradamente en pro y en contra de esta supuesta gesta histórica con mensajes furibundos.
De frente, los del norte contra los chilangos-come-quesadillas-sin-queso, y éstos contra los rancheros sombrerudos-come-carne-asada.
En la era de la pos-verdad, este borrego (rumor) más trasquilado que un perro xoloiztcuintle provocó la furia de muchos mexicanos (no todos) quienes, después de los terremotos, gritábamos con agüita en los ojos y el puño derecho en alto: ¡Somos Un Solo México!
El tema encendió la pasión de muchos –demostrado está- que ahora están dispuestos a partirse la progenitora por un asunto que ni siquiera existe, y, de paso, a trozar en dos partes este país de por sí tan sacudido y madreado (pero ¡cada quién!, como decía mi madre).
Pero este no es el tema central de hoy.
Más cerca de uno, el lunes, las redes nos informaron que durante la madrugada de ese día falleció Oscar Lara Aréchiga, un empresario y político muy conocido en Sinaloa.
Antes de ofender a algún lector, debo aclarar (en primera persona, inusualmente) que cada persona ve esta u otras noticias desde el lugar o el estado de ánimo en que se encuentre.
Así que no hay en esto buenos, ni malos.
Cada uno reacciona desde sus filias, sus fobias y sus creencias (por ejemplo, leí a un cibernauta que sentenció: “existe el cielo y el infierno, y ya sabemos adónde irá”, y sólo queda, también, pedir por este opinador).
La diversidad es una condición indispensables en una sociedad democrática. Por ello hay que respetar hasta los juicios que nos parezcan aberrantes, sobre todo si son generados por la ignorancia. ¿Cómo no hacerlo?
Cuando alguien muere es propicio perdonar o, cuando menos, brindar un gesto de solidaridad con la familia o hacia el difunto. “Fue bueno”, solemos decir o escuchar.
Algunos rezan una oración por el alma de quien termina su función en este mundo, otros aportan algún consuelo al recordarnos que, en algunos casos, la muerte es preferible a la agonía que padece el enfermo. Unos más lamentan la pérdida, y no falta quiénes aprovechan el suceso para contar y cantar los defectos, errores y las “tranzas” de quien se fue.
Cosa extraña: en estos casos, pareciera que los juicios los emite uno para sí mismo, pero ¿quién sabe? Yo no lo sé, y quizá quienes nos parecen severos sean realmente puros e impecables tengan derecho a condenar al otro. Tampoco lo sabemos.
Oscar Lara Aréchiga, aunque fue un hombre público, y aunque desde la oficina de un agente antinarcóticos estadounidense se filtró a El País su supuesta vinculación con acciones ilegales, ha muerto.
Oscar es una persona sin vida y ya no puede defenderse. Entonces, sería cobarde atacarlo.
¿Se entiende?
En ocasiones es útil subrayar contrastes con el fin de marcar diferencias entre tal o cual actitud.
Quizá sirva cotejar las virtudes de un águila con las de un zopilote: la primera aguza su vista y distingue su presa desde cientos o miles de metros; se desprende desde las alturas a velocidades de hasta 300 kilómetros por hora sin temer que su objetivo sea, como ella misma, una serpiente venenosa o una fiera, y con un solo intento la caza con sus garras.
El zopilote, en cambio, planea perezosamente a alturas medianas y sólo despabila el olfato para detectar los olores putrefactos que emanan de un cadáver. Luego aterriza sin prisa y lo engulle.
Ocupado en ser correcto, empero, repito: todo está bien, la libertad de expresión es primero.
-SEGURIDAD. El alcalde Jesús Valdés Palazuelos declaró que se procura la permanencia de las fuerzas militares en apoyo a las tareas de seguridad pública. Mal que bien, reconozcamos que la presencia de la SEDENA y la Marina ha contribuido a reducir los alarmantes índices de criminalidad que se registraron durante los meses anteriores.
-¿ELIMINAR EL IMPUESTO POR TENENCIA VEHICULAR? El gobernador Quirino Ordaz Coppel estableció que debe analizarse con detenimiento la conveniencia de eliminar en Sinaloa el impuesto por tenencia vehicular. Entre otras consideraciones, alertó que la Cámara de Diputados podría hacer recortes severos a los presupuestos de los estados debido al alto costo que significará la reconstrucción de cientos de comunidades y ciudades afectadas por los terremotos recientes, y a ello agreguemos que las tesorería estatales y municipales siguen en la penuria ocasionada por el desorden administrativo del gobierno anterior.